martes, 16 de diciembre de 2008

Trata, prostitución, y lo que falta.

En lo que va del año ya se allanaron dos “casas de citas” de nuestra ciudad, en las que se “rescataron” varias mujeres, algunas en condición de esclavas capturadas por redes de trata. Sin dudas, un año de logros en un tema por el que nada se había hecho.
En primer término, creo que ayudo mucho a instalar el horror del tema en la sociedad la emisión del teleteatro “Vidas robadas”. Esa toma de conciencia popular tal vez haya ayudado a que por fin se sancionara la Ley de Trata, herramienta de vital importancia para combatir el flagelo. Pero no la única herramienta y, a mi entender, no la de mayor peso.
En los dos casos actuaron clientes como disparadores de situaciones que derivaron en la intervención de la justicia y la policía, y ahí es donde hay que poner el acento: sin clientes –prostituyentes- no existiría la prostitución y por ende tampoco la trata de mujeres sería un negocio tan redituable. Por eso decía al principio que lo hecho no es lo único ni lo más importante. Lo que se impone es más duro, más a largo plazo, más subversivo del orden patriarcal imperante.
Se trata de una revolución cultural que comience por deconstruir la idea de los cuerpos de las mujeres como objetos de consumo masivo. Sabemos que no es sencillo porque quedarían en peligro de extinción cientos de programas de televisión y revistas que hacen de la exposición de las mujeres su única razón de ser, pero como sin demanda no hay oferta…
También habría que lograr que los hombres comprendan que la venta de sus cuerpos no le hace bien a ninguna mujer, que constituye un acto de violencia y de abuso de poder generado por una situación de desigualdad: las “partes” que realizan la “transacción” no tienen igualdad de condiciones ni de jerarquía, cosa que anula toda posibilidad de esgrimir “libertad” por parte de las mujeres en esa situación. Esos argumentos liberales que se aplican a la libertad de comercio se infiltran en esta situación de extrema vulnerabilidad social convenciendo hasta a algunos dirigentes que quieren regularla y sindicalizarla como si se tratara de un trabajo más: extraño “trabajo” aquel donde el abuso y el acoso son inherentes a su ejercicio.
La poca legislación que hay sólo se centra en el proxeneta, dejando de lado, repito, al principal actor que es el cliente. Será para proteger a los hombres, lejos de toda responsabilidad al respecto, ya que ellos “tienen que buscar afuera lo que no tienen en casa” porque “es su naturaleza”. Será para cuidarlos a ellos del daño moral que les podría producir el caer en la cuenta de que no tienen capacidad de unir amor con deseo; y a la sociedad occidental, cristiana y capitalista de los riesgos que esta toma de conciencia produciría en “la familia”.
Por esto es que toda política que se pretenda instalar respecto del tema inexorablemente debe incluir una revolución en la manera de pensar de nuestra gente: ya vemos los resultados cuando un cliente toma conciencia. También es necesario este cambio de perspectiva para ver qué celebramos cuando las mujeres son “rescatadas”: en la medida en que no haya una sociedad entera dispuesta a ayudarlas a cambiar su situación de vulnerabilidad social, tal vez lo único que se haya logrado mediante esos allanamientos es dejarlas varios días sin comida para ellas mismas, o para aquellos a quienes ellas mantienen.
El tema ya está a la vista, y en boca de todos. Sólo falta ir más a fondo en el debate.

Prof. Delia Añón Suárez

Esto que pasa…

Primer año de gestión de Cristina Fernández.




Vivimos un año extraordinario en ejecución de políticas de fondo: ha estado en el centro del debate público en forma constante la redistribución de la riqueza, cosa que no se cuestionaba desde el retorno de la democracia hace ya 25 años por parte de los partidos con representación significativa y capaz de torcer el rumbo de la historia.
Se retomó un debate trunco en los `90, acerca de la conveniencia o no de tener privatizado todo, aún lo que reviste valor estratégico irrenunciable para los Estados-Nación.
Atravesamos una crisis económico-financiera comparable con la de 1930 sin que sus efectos se perciban demasiado en nuestra vida cotidiana, cuando en la década del `90 cualquier caída en una bolsa de cualquier país nos dejaba tambaleando.
Hubo en todo este tiempo firmes convicciones, más allá de la “opinión pública-da” respecto de los temas puntuales: por primera vez en años, no se preocupa el gobierno tanto por lo que dicen los medios y sí por sostener las medidas que cree debe llevar adelante.
Y simpáticas no son algunas de estas medidas. No se me ocurre cómo se podría intentar redistribuir la riqueza logrando consensos. Tal vez, citando al 10% de los que más tienen y diciéndoles que elijan ellos qué sector podría tener ganancias un poco menos impúdicas en pos de reducir los niveles de exclusión. Pero sabemos que no se trata de gentes con tendencia a la solidaridad.
Aún en un tema tan sensible para el pueblo como es el de la inseguridad, se ve una clara posición ideológica y un intento por no caer en el facilismo de aplicar las viejas recetas de “mano dura”.
El anuncio de dar a los jubilados doscientos pesos por única vez antes de las fiestas de fin de año, y el de no computar el aguinaldo en el cálculo de ganancias de los trabajadores también marcan que la Presidenta tiene claro qué sectores gastan lo que ganan en hacer patria, ya que dudo que alguien deposite esa plata en bancos en el extranjero.
En lo político, el panorama sí da que pensar, pero no por falencias del gobierno: por falta de práctica política y seriedad en los sectores opositores.
Una oposición que sólo denuncia en algunos casos pero ante la prensa. Otras que con incoherencia absoluta apoyan lo que no pueden por principios, como fue el caso de ciertos sectores de izquierda con las retenciones al campo. Una derecha sin agallas para reconocerse como tal, y con una serie de personajes tan patéticos. Alguna ex-primera dama que opera de muñeco de ventrílocuo y dice lo que su marido no se atreve. Empresarios exitosos con sonrisa cautivante pero incapaces de, aunque sea, ponerse de acuerdo entre ellos y presentar un proyecto de managment –perdón, de conducción- de los destinos de nuestra patria.
Vendría bien que existiera alguna oposición clara que pudiera ayudar a profundizar los debates. Y eso no le toca al gobierno hacerlo: es responsabilidad de una dirigencia que debe despertarse de su larga siesta y generar opciones para profundizar y optimizar el camino emprendido.

Prof. Delia Añón Suárez

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Colette

Sidonie Gabrielle Colette (Saint-Sauveur-en-Puisaye, Yonne, 28 de enero de 1873 - París; 3 de agosto de 1954), fue una novelista francesa.
Fue elegida miembro de la Academia Goncourt en 1945.


Biografía
Última hija del matrimonio al que ella rebautizó como Sido y el capitán Colette (seudónimo que adoptará), disfrutó de una infancia feliz en la pequeña villa de Bourgogne. Adolescente, conoció a Henry Gauthier-Villars, apodado ‘’Willy’’ con el que se casó el 15 de mayo de 1893 en Châtillon. Willy autor de novelas populares, un vividor parisino que subsistía a costa de explotar a sus colaboradores, descubrió enseguida las facultades escritoras de su esposa y la animó a escribir sus primeras obras, la serie de las Claudine (1900-1903) recuerdos de la época escolar de Colette y que, sin ningún escrúpulo, fueron firmadas por su marido. Indignada por las infidelidades de su marido,— Willy fue el amante de Marie Lousie Servat (llamada Germaine) esposa de Émile Courtet con la que tuvo un hijo, Jacques Henry Guthier-Villars—, y desesperada por verse constreñida a su papel de esposa escarnecida y burlada, Colette fue liberándose poco a poco de su tutela y animada por Georges Wagne se dedicó a satisfacer sus ambiciones teatrales en el music-hall. Son años de escándalo y liberación moral en los que tuvo varias aventuras con otras mujeres. En 1906 se divorció de ‘’Willy’’. Durante esos años, no obstante, Colette va afianzándose como escritora: precisión en las palabras que describen la belleza de la naturaleza, el análisis y sensibilidad de los animales, la voluptuosidad y sensualidad libremente expresadas, reivindicando los derechos de la carne sobre el espíritu y los de la mujer sobre el hombre, son las líneas maestras de esta escritora que aún no ha sido reconocida por la crítica literaria eminentemente machista.Después de su divorcio Colette conoce a Henry de Jouvenel, político y periodista con el que se casará en 1911, de esta unión nacerá su única hija, Colette a la que ella llama Bel-Gazou. En el periódico Le Matin, del que es redactor jefe Jouvenel, Colette colabora con diversos artículos y reportajes. En 1923 se divorcia de Jouvenel.A los cuarenta años se convierte en mentora del hijo de Henry, Bertrand de Jouvenel, de 17 años, iniciándole en la escritura. Esta experiencia le servirá a Colette para desarrollar los temas y situaciones de Chéri y Le Blé en herbe.La escritora, en el cenit de su talento y de su gloria se instala en su apartamento del Palais-Royal en el que vivirá hasta su muerte. Amigo de antaño, Maurice Goudeket, la ayudará a soportar su artritis y, pese a su discutible reputación, Colette es la única escritora francesa que tuvo derecho a unos funerales nacionales. Fue enterrada en el cementerio Père Lachaise París.

Virginia Woolf.

Virginia Woolf

Roger Fry: Retrato de Virginia Woolf, Óleo sobre lienzo, 1917
Virginia Woolf, cuyo nombre completo de soltera era Adeline Virginia Stephen (Londres, 25 de enero de 1882- Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), fue una destacada escritora y editora británica. Aunque empezó su carrera literaria escribiendo ensayos y crítica literaria, destacó sobre todo como novelista. Durante el período de entreguerras, se convirtió en una importante figura de la sociedad literaria londinense y formó parte del Grupo de Bloomsbury. Sus novelas más conocidas son La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Las olas (1931) y Entre actos (1941).
Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a su ensayo Una habitación propia, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.


Biografía

Infancia y juventud

Julia Stephen con Virginia (1884). Fotografía de Henry H. H. Cameron
Virginia Stephen era hija del novelista, historiador, ensayista y biógrafo Sir Leslie Stephen (1832-1904) y de su segunda esposa, Julia Prinsep Jackson (1846-1905). Tuvo tres hermanos: Vanessa (1879-1961), Thoby (1880-1906) y Adrian Stephen (1883-1948). Tenía además una media hermana, Laura Makepeace Stephen (1870-1945), nacida del matrimonio anterior de su padre con Harriet Marion Thackeray; y tres medio hermanos: George (1868-1934), Stella (1869-1897) y Gerald Duckworth (1870-1937), del primer matrimonio de su madre, con Herbert Duckworth. La residencia familiar, situada en el 22 de Hyde Park Gate, en el barrio londinense de Kensington, era frecuentada por la élite intelectual y artística de la época. Asiduos visitantes al domicilio de los Stephen fueron, por ejemplo, Alfred Tennyson, Thomas Hardy, Henry James y Edward Burne-Jones.
Psicoanalistas y biógrafos de Woolf han escrito que sus hermanastros Gerald y George Duckworth abusaron sexualmente de ella durante su infancia y adolescencia, y que esos abusos, cuyas circunstancias exactas no se conocen bien, están en el origen del problema psicológico que sufrió la autora, un trastorno bipolar. En su texto autobiográfico A Sketch of the Past, la propia Virginia Woolf solo aludió a estas desdichadas experiencias de forma velada, de acuerdo con la rígida moral de la época victoriana. Su biógrafa Hermione Lee escribió que: "Las pruebas son suficientes, pero también lo suficientemente ambiguas como para allanar el camino a interpretaciones psicobiográficas contradictorias, que presentan imágenes completamente diferentes de la vida interior de Virginia Woolf".
Aunque no fue a la escuela, Woolf recibió clases de profesores particulares y de su padre. Quedó impresionada por la obra literaria de su padre, así como por su actividad como editor del monumental Dictionary of National Biography, y por la amplitud de su biblioteca privada, que estimuló en ella el deseo de convertirse en escritora. Cuando falleció su madre, el 5 de mayo de 1895, Virginia sufrió su primera depresión. Su media hermana Stella, que había tomado las riendas del hogar familiar tras la muerte de Julia Stephen, abandonó dos años más tarde la casa paterna para casarse con Jack Hills (fallecería durante la luna de miel, a causa de una peritonitis).
Entre 1882 y 1894 la familia pasó las vacaciones de verano en Talland House, con vistas a la playa de Porthminster y al faro de Godrevy.
Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador que fundó el Diccionario Nacional de Biografías, y de Julia Jackson Duckworth, miembro de una familia de escritores, Virginia creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tenía tres hermanos, Toby, Vanessa y Adrián, que la llamaban afectuosamente, "la cabra", y un hermanastro llamado George Duckworth, quien abusaría sexualmente de ella provocándole diversas crisis nerviosas.
Tras la muerte por cáncer de su padre, en 1904, y un intento de suicidio por ingestión de somníferos, se estableció con su hermana Vanessa –pintora que se casaría con el crítico Clive Bell – y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo o círculo de Bloomsbury.
En 1912, cuando contaba treinta años, se casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo de Bloomsbury, con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o Sigmund Freud. Sus primeras novelas, Fin de viaje y Noche y día, ponen ya de manifiesto la intención de la escritora de romper los moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo, estos primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica. Sólo tras la publicación de La señora Dalloway y Al faro los críticos comenzaron a elogiar su originalidad literaria. En estas obras llaman ya la atención la maestría técnica y el afán experimental de la autora, quien introducía además en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta entonces más propios de la poesía.
Desaparecidas la acción y la intriga, sus narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la conciencia. Influida por la filosofía de Henri Bergson, Woolf experimentó con especial interés con el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de variaciones en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y colectivo. Así, Orlando constituye una fantasía libre, basada en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, su amante lesbiana desde 1922 y también escritora, en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa. En Las olas presenta el «flujo de conciencia» de seis personajes distintos, es decir, la corriente preconsciente de ideas tal como aparece en la mente, a diferencia del lógico y bien trabado monólogo tradicional. Escribió así mismo una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que resaltó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora. En Una habitación propia revela la evolución de su pensamiento feminista. Destacó a su vez como crítica literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el crítico R. Fry (Fry). Asimismo, junto a E. M. Forster, llegó a escribir una carta a varios periódicos ingleses sobre el efecto que la censura tenía sobre el ánimo de los escritores, a raíz del intento del Sunday Express de condenar la novela de temática lésbica El pozo de la soledad (The Well of Loneliness, en inglés), de Hall.
Durante su vida, sufrió una enfermedad mental hoy conocida como trastorno bipolar, que la llevó a suicidarse el 28 de marzo de 1941, lanzándose al río Ouse, en Rodemell con varios montones de piedras en los bolsillos. Había desaparecido de su casa el día anterior.

El entorno literario de Virginia Woolf
El nombre de Virginia Woolf está unido al grupo de Bloomsbury, formado por artistas que compartían ciertos criterios estéticos. El grupo de Bloomsbury, llamado así por el barrio londinense donde vivían muchos de ellos, muestra cierto rechazo hacia la clase media alta a la que pertenecen, y es heredero de las teorías estecistas de Walter Pater que tuvieron resonancia a finales de siglo XIX. Dentro de este grupo hubo intensas relaciones intelectuales, pero también emotivas y personales. Formaron parte de él, la pintora Dora Carrington y los escritores Gerald Brenan y Lytton Strachey, entre otros.

Juana Azurduy.

Juana Azurduy de Padilla fue una líder guerrillera boliviano-argentina en las luchas por la emancipación latinoamericana.
Llamada por Félix Luna en una cueca norteña "la flor del Alto Perú", nació el 12 de julio de 1780 en el cantón de Toroca en las cercanías de Chuquisaca, Virreinato del Río de la Plata, Alto Perú, actual Bolivia y murió en Chuquisaca el 25 de mayo de 1862.
Fue una líder revolucionaria que combatió en la Guerra de Independencia Hispanoamericana en el Alto Perú, asumiendo a la muerte de su esposo la comandancia de las guerrillas que conformaban la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que es honrada su memoria en la Argentina y Bolivia. El año de su nacimiento la ciudad de La Paz fue sitiada por Túpac Catari y Bartolina Sisa, alzados en armas en apoyo a Túpac Amaru. Hablaba el castellano, quechua y aymara.


Biografía

Azurduy y su esposo, Manuel Ascensio Padilla, se sumaron a la Revolución de Chuquisaca que el 25 de mayo de 1809 destituyó al presidente de la Real Audiencia de Charcas, en la que tuvo protagonismo Juan Antonio Álvarez de Arenales. Ligados con las expediciones enviadas desde Buenos Aires, al mando primero de Antonio González Balcarce y luego de Manuel Belgrano, combatieron a los realistas defendiendo la zona comprendida entre Chuquisaca y las selvas que mediaban hacia Santa Cruz de la Sierra. Vio morir a sus cuatro hijos y combatió embarazada de su quinta hija.
Tras la derrota del Ejército del Norte en la batalla de Huaqui el 20 de junio de 1811, los realistas al mando de José Manuel de Goyeneche recuperaron el control del Alto Perú y las propiedades de los Padilla junto con las cosechas y sus ganados fueron confiscadas, siendo apresada Juana Azurduy y sus hijos, pero Padilla logró rescatarlos refugiándose en las alturas de Tarabuco.
En 1813 Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes de Belgrano, nuevo jefe del Ejército del Norte, llegando a reclutar 10.000 milicianos. Durante la Batalla de Vilcapugio, Padilla y sus milicianos debieron transportar la artillería sin participar en el combate. Juana Azurduy organizó luego el "Batallón Leales" que participó en la batalla de Ayohuma el 9 de noviembre de 1813, que significó el retiro de los ejércitos argentinos del Alto Perú. A partir de ese momento Padilla y sus milicianos se dedicaron a realizar acciones guerrilleras contra los realistas.
Azurduy lideró la guerrilla que atacó el cerro de Potosí, tomándolo el 8 de marzo de 1816. Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el combate de El Villar recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Tras ello, el general Belgrano le hizo entrega simbólica de su sable.
El 14 de noviembre de 1816 fue herida en Viluma, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte.
El cambio de planes militares, que abandonó la ruta altoperuana para combatir a los realistas afincados en el Perú por vía chilena, disminuyó el apoyo logístico a la guerrilla comandada por Azurduy, que se replegó hacia el sur, uniéndose finalmente a Martín Miguel de Güemes. A la muerte de Güemes se vio reducida a la pobreza. En una carta escrita en 1830, cuando vagaba por las selvas del Chaco argentino:
"A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución.(...)Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".
Pasó varios años en Salta solicitando al gobierno boliviano, ya independiente, sus bienes confiscados. El mariscal Antonio José de Sucre le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir 82 años y fue enterrada en una fosa común.
Su restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.

Las excepciones como norma.

Azorada, escucho por radio que el próximo año Néstor Kirchner encabezará la lista de senadores del PJ por la Provincia de Buenos Aires. El periodista acota que no corresponde según lo que dice la Constitución Nacional, pero que igualmente es práctica habitual en el quehacer político.
Y, si… Hago memoria y tuvimos a Ruckauf y a Scioli de candidatos a gobernador, electos sin cumplir con el requisito de residencia.
El 30-11 hubo una “elección interna” en el PJ bonaerense con múltiples violaciones a todas las normas vigentes – de la Constitución Nacional para abajo – y la Justicia Federal no hizo lugar a ningún recurso ni reclamo presentado. La sociedad en general ni se enteró, pero a mí ya la situación me provoca escalofríos.
En la octava sección electoral, hubo que adulterar la fecha de afiliación de un funcionario provincial a fin de que le “dieran” los plazos que indica la carta orgánica del partido para poder ser candidato, hecho que con cómplice picardía expuso ante los medios de comunicación uno de los responsables de la Junta Electoral del PJ provincia. El nivel de impunidad y descaro ya hace que para el común de los oyentes se haga difícil comprender que se trata de un delito.
Cuando las prácticas contrarias a la ley se empiezan a naturalizar, la patria está en riesgo.
“El pueblo no delibera sino a través de sus representantes”, reza nuestra Constitución. Pero sucede que cada vez más ciudadanos sienten que no tienen representantes. Que nos gobierna una casta de sangre azul con derecho hereditario, gente que al sumir empieza a ungir a quienes ocuparán los diferentes espacios. Supongo que poco falta para retomar las ceremonias de coronación, o para que empecemos – tomando las palabras de un senador provincial por La Plata – a tener “emperador” en vez de Intendente; extraño que alguien que sufrió personalmente la supresión de las garantías constitucionales las propicie en esta etapa.
Muchas ingenuas reclamamos en la instancia antes mencionada el incumplimiento con la Ley de Cupos en las listas de “unidad-de-los-que-se-unieron”. Hoy nos reímos de nosotras mismas viendo que en un país que se puede violar la Constitución cuando se está a cargo de Estado, cualquier otra violación reviste carácter menor. Tendremos que cuidarnos solitos los ciudadanos, o cumplir nosotros con el mandato constitucional de defender a la Patria.


Prof. Delia Añón Suárez

Globalización, fronteras y mujeres.

Cambiamos de siglo vacilando entre la globalización y las fronteras; en un escenario de relatos encontrados.
La apología de la homogenización cultural que derivaría de la apertura de las economías y culturas nacionales hizo que proliferaran los estudios multiculturales que, en muchos países, incluyen a los estudios de mujeres y a la investigación feminista.
Ese relato choca contra los fundamentalismos que irrumpieron: étnicos, nacionalistas, misóginos.
La identidad y la diferencia, conceptos sobre los que la antropología venía acumulando saberes, deben reformularse a la luz de lo que hoy vivimos.
Los libros de enseñanza de inglés resaltan el “valor” de interactuar con “los diferentes”, discurso que se encarna relativamente en los jóvenes de clase media. Pero esos mismos jóvenes que concurren embelesados a charlar a un instituto con, por ejemplo, un canadiense; a poco de empezar sus estudios universitarios se quejarán de compartir sus clases con inmigrantes latinoamericanos.
Puertas adentro de las Naciones, la globalización trajo miseria y exclusión que los Estados locales no saben como contrarrestar. La exclusión y falta de oportunidades causa un incremento en los índices de violencia y surge el fundamentalismo de los que piden más mano dura a dirigentes políticos que han quedado inermes en un escenario mundial que requiere de fuerte ideología y de capacitación permanente.
La situación de las mujeres se expone habitualmente desde el plano discursivo como “el tema” en el que se avanzó enormemente desde el siglo pasado. Sin embargo, con cada punto que aumenta el índice de pobreza sabemos que hay muchas más mujeres pobres. Muchas más muertas por falta de acceso a la atención de su salud. Cada vez más mujeres golpeadas y asesinadas, violadas o arrastradas a la prostitución como único modo de sobrevivir. Cada día más mujeres agotadas por soportar abusos y acoso en sus trabajos por los que siguen ganando menos que los hombres; por tener que hacerse luego cargo de mantener la casa en orden y los niños con los deberes hechos; por tener que ser solidarias y asistir a las reuniones de cooperadora o de consorcio; por tener que estar bellas y sin celulitis.
No escuché todavía a ninguno de los gurúes de la globalización enumerar las enormes ganancias que dejan al sistema los inmigrantes, los excluidos, las mujeres. Tal vez si tuvieran la honestidad intelectual de mostrarle estos datos de la realidad a la sociedad, los pueblos lograrían evitar los fundamentalismos.

Prof. Delia Añón Suárez

El “cambio” como slogan de campaña.

Si mi memoria no falla, desde la vuelta a la democracia en la década del ’80 hasta hoy, las ideas fuerza de campaña han ido perdiendo carácter ideológico, y se transformaron en slogans pensados por publicistas que si leemos detenidamente, nada dicen respecto de las políticas que implementará el candidato en cuestión en caso de llegar.
Obama ganó hablando de “cambio”, pero omitió decir qué es lo que piensa cambiar y en qué dirección. Bruera ganó el año pasado la intendencia de la ciudad de La plata hablando también de “cambio”, y a casi un año de gestión el único cambio que vimos en la ciudad ha sido el de personal municipal. Las políticas públicas siguen teniendo en mismo direccionamiento ideológico, pero debilitadas por una gestión inexperta.
Macri ganó en la ciudad autónoma diciendo “va a estar buena Buenos Aires”, no dijo buena para qué ni para quienes.
Otro no hace mucho dijo “síganme”, pero no nos contó a dónde…
Todos los discursos incluyen profusas defensas de la educación pública, de la salud pública, de la necesidad de mayor seguridad, de la importancia de las mujeres en la vida democrática.
Pero en la gestión vemos escuelas cada vez más deterioradas; centros de atención de salud diezmados; una violencia creciente en las calles; y mujeres infra representadas, muertas por falta de una política de salud reproductiva seria, muertas porque se sigue apañando la violencia que nos inflingen, sin acceso a igual salario que los hombres.
En estas democracias de libre mercado las mujeres somos sólo un slogan más. El más utilizado es “una mirada diferente”. Pero esa perspectiva de la que tanto hablan es rara vez oída.
Durante este año, la Diputada Berardo renunció a su cargo en el área de la mujer de la provincia porque el gobernador promete a sectores como la iglesia políticas que impactan en el colectivo mujeres sin consultar al organismo del estado competente en el área.
En otros casos, al organismo estatal con injerencia va a ocupar el cargo cualquier mujer, tenga o no preparación en el tema. Sería algo así como poner a un niño de tres años a hacer el modelo curricular de educación inicial, porque en su carácter de niño se supone gran conocedor de la problemática.
Exijamos en nuestro carácter de ciudadanos que las frases de campaña sean desarrolladas para poder vislumbrar en qué políticas públicas pueden derivar, y luego que los funcionarios seleccionados para implementarlas tengan la capacitación que los grandes temas de estado requieren.


Prof. Delia Añón Suárez

ACOMODANDO EL PANORAMA

Parece que la situación política del país no logró ordenarse demasiado en cuanto a la responsabilidad que nos cabe a militantes y dirigentes a la hora de hacer críticas, recibirlas, alinearnos, tomar posición frente a los diversos temas que el día a día ponen en agenda.
Las noticias giran a velocidad enloquecedora, tan enloquecedora que parece que muchos no pueden pararse a pensar antes de hacer declaraciones o asumir posturas. Todos nosotros podemos ser expertos politólogos si al escuchar algo respiramos hondo, recapacitamos, y nos decidimos a exigir coherencia, sólo un poco de coherencia. ¿Probamos con algunos de los anuncios de la semana?
Cobos no entiende por qué el radicalismo no acepta su reincorporación si no renuncia a la vice-presidencia. Su altísima imagen positiva, según los medios, se sostiene. A ver…
¿Se puede liderar un polo opositor siendo parte de un gobierno? ¿Es creíble o nos muestra que el mencionado dirigente ha perdido la sensatez ante el inusitado fervor que su voto “no afirmativo” por la 125 causó? ¿Tardaremos mucho en preguntarle quienes lo votamos si había leído la plataforma electoral del frente electoral que lo llevó al cargo? Alerta, Cobos, que a veces somos un pueblo lento para reaccionar, pero siempre hacemos tronar el escarmiento…
Carrió advierte a los ruralistas que no está de acuerdo con la medida con la que sí estuvo de acuerdo hace poco. Sucede que la dirigente se pasa los años buscando un “nicho de mercado” opositor. Quiso adueñarse de esas banderas y ser la única que las esgrimiera, pero ahora en el espacio hay varios partidos o agrupamientos destituyentes tratando de capitalizar esa lucha y, mientras analiza de qué lado estar, hace reserva de tomar la actitud que le plazca en el momento que le plazca. Tal vez esté esperando datos para tirar alguna denuncia delirante que la tenga frente a cámara algunos meses sin quedar tan comprometida con los sectores más reaccionarios.
El PRO convoca a dirigentes Justicialistas en la provincia de Buenos Aires. ¿Se puede ser Justicialista y PRO a la vez? “Combatiendo al capital”, me enseñaron a mí. No “aliándome con él para ver que obtengo”. Dejando la ironía de lado, ningún peronista puede tener serias esperanzas en que un partido liderado por Macri tenga en mente construir una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.
Dentro del PJ, ¿puede haber dudas respecto del proceder del gobierno ante el conflicto con los ruralistas? Por favor, si estamos ante un tema estrictamente doctrinario…
Los invito a que todos hagamos memoria juntos, recordemos las historias recientes, las alianzas recientes. Pidamos todas las explicaciones que se nos deben. Que sepan que aunque las luchas cotidianas nos tienen muy ocupados, todavía pensamos.



Prof. Delia Añón Suárez

De qué habla el poder cuando habla de “género”.

Por estos tiempos, el término “género”- tomado a préstamo de la gramática por las feministas para diferenciar lo biológico de lo cultural por un lado, y para poder encarar alguna demanda sin incomodar demasiado en pos de avanzar - se usa para asuntos muy diversos. Una Gran Pancho Ibáñez con su “todo tiene que ver con todo”, al decir de una gran intelectual feminista platense.
Sucede que se usa como equivalente a “feminismo” o “temas de mujeres”. Para nombrar también las diferentes preferencias sexuales de grupos minoritarios. Para no hablar de “sexo” muchas veces, la palabra “género” sirve de taparrabos, a decir de otra gran feminista, en este caso europea.
Así las cosas, esta ambigüedad léxica esta invadiendo la gestión pública, los claustros académicos, y la calle misma: los diarios hablan de violencia de género, cualquier profesional de cualquier área que llegó a la conclusión de que las mujeres somos personas con derechos dice tener “perspectiva de género”, y se llenan los espacios en los que el tema se debate, tal vez con la esperanza de empezar a escuchar hablar de los temas que siguen sin abordarse.
A las feministas, nos han tenido por más de veinte años (que son mentiras que no son nada) debatiendo entre nosotras acerca de lo apropiado o no del término, de si el sexo es tan “natural” como parecía a priori y el género tan “cultural”. Los organismos internacionales empezaron a incluir programas sobre la temática aceptando bajo ese rótulo todo tipo de cuestiones relacionadas no sólo con temas de mujeres que poca relación muestran con lograr la paridad, sino también estudios de masculinidad ya que la categoría de “género” es relacional y dimórfica igual que la de “sexo”, y estudios y reivindicaciones de los derechos de diversas identidades sexuales.
En este encuadre, difícil se hace separar las cosas y verlas con claridad. En no pocas ocasiones el Estado trata nuestras justas reivindicaciones como mujeres como si se tratara de una minoría sexual. O se siente obligado ante un tema como “violación” a ofrecer políticas tanto a las víctimas como a sus agresores, para garantizar la ¿igualdad de oportunidades?
En medio de esta mezcolanza, cada vez menos voces de mujeres se escuchan. Diferentes grupos, con diferentes luchas reivindicatorias que por supuesto las feministas acompañamos, se adueñan de nuestra voz. Porque que otros sectores obviamente tengan derechos legítimos que reclamar, no implica en modo alguno que se trate de idénticos derechos.
Y esta mezcolanza sigue siendo, mujeres, servil a la hegemonía opresora del patriarcado. Que sigue sin tomar cartas en nuestros asuntos, y nos tiene entretenidas discutiendo el uso de una palabra cuya definición real no dista demasiado de la que da, por ejemplo, el diccionario de la Real Academia Española.


Prof. Delia Añón Suárez

Elecciones en Estados Unidos.

Acerca de estas democracias de mercado contemporáneas.
Hace años, en el ’92 para ser más exactos, un gran número de dirigentes consideraba que Bush padre ya tenía ganadas las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Basta revisar la posición oficial del gobierno argentino en esa instancia para ver que los dirigentes, muchas veces inmersos en una burbuja, no visualizan las situaciones en forma más amplia y contextualizada. Aún cuando están inmersos en estas democracias de mercado, y tienen prácticas acordes con esta lógica.
A las democracias contemporáneas yo las llamo “de mercado” porque funcionan con la ley de la oferta y la demanda: se “sondea opinión pública” mientras se “genera opinión pública” instalando en el pueblo una agenda de preocupaciones. Del análisis de esos datos luego de encuestados se arma un menú de oferta que plazca al electorado que “agranda su combo” con una “buena imagen”. El punto es que la dirigencia en este esquema se diluye ideológicamente: no puede sostener sus principios militantes que la llevaron a ocupar puestos de poder porque esta obligada por los ánimos del pueblo a decir lo que se quiere escuchar, más allá de lo que considere correcto y viable.
Estas puestas en escena de democracias necesitan de la ficción de alteridad para sostenerse: por eso es que no me cabe duda que ganará Barack Obama en los comicios de Estados Unidos mañana. De no ser así, se pone en riesgo el sistema todo. El tema es asumir que, así las cosas, cambiará algo para que nada cambie. No es casual que su cliché de campaña sea la palabra CAMBIO, así de ambigua y sin explicar cambio de qué. Pero tranquilizadora para un pueblo que no la está pasando nada bien. Desde lo simbólico, que el que accede sea negro refuerza las ideas de “tierra de oportunidades” y “de iguales”, fundacional e instituyente para los norteamericanos.
En Argentina estamos viviendo algo parecido. Me cansa escuchar que la presidenta y su marido son “de izquierda”. A ver: con el tema del campo planteaban una redistribución de riqueza, no la reforma agraria. En ningún momento escuché que se reestatizaran los ferrocarriles, ni el petróleo, ni la explotación minera, ni las tierras que vienen adquiriendo extranjeros desde hace ya años. Seguimos subsidiando a los sectores privados para que nuestro pueblo goce de beneficios muy básicos y de bajísima calidad. Eso no atenta contra el capital en modo alguno: trata tibiamente de mitigar su crueldad.
Pese a estos puntos y muchos otros que no se pueden debatir extensivamente en una nota, al gobierno le ha quedado el mote de “izquierdista”, tal vez por sus políticas en el área de derechos humanos. Y, justamente por esas políticas, se lo acusa de no accionar contra la inseguridad. Cientos de ciudadanos gritan que “los derechos humanos son para los delincuentes”, sin ver siquiera que los delincuentes SON seres humanos. Exigen políticas descabelladas como la baja en la edad de imputabilidad de los menores, pero sin atreverse a cuestionar un modelo económico y social que se sustenta con exclusión y que lógicamente produce aumento en los índices delictivos.
Y la prensa preparando el terreno para que algún iluminado se postule para las próximas presidenciales como el “salvador por derecha”. Que nada hará porque no vendrá con un claro programa de gobierno. Sólo estará un par de años garantizando el statu quo: cambiarán caras y discursos, pero el neoliberalismo chupasangre estará a buen resguardo.

Prof. Delia Añón Suárez

Día de la Mujer.

Resulta tenebroso recorrer los actos –festejos o celebraciones como rezan las invitaciones recibidas- para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. En nuestra ciudad, me dediqué a ver de qué se trataban el acto convocado por la Universidad Católica y el convocado por el Consejo Municipal de la Mujer.
Si bien mostraron rasgos comunes - en ningún caso se habló de la masacre que dejó instaurada la fecha, ni de que aquellas situaciones laborales de desigualdad siguen vigentes en el mundo; se omitió prolijamente decir que los pobres del mundo somos en un 80% mujeres, y otros detalles por el estilo- el carácter panfletario y patético de ambos acontecimientos merece un análisis separado.
En la UCALP habló una Doctora en filosofía cuyo esencialismo biológico demuestra que aún no se ha percatado del peso de la cultura en el devenir de la humanidad. Habla de la diferencia sexual estrictamente desde lo biológico como un don (recibido ya saben por parte de quien), y al que hay que honrar aceptando con estoicismo y alegría la desigualdad que nos proporciona a las mujeres (que para la señora, por supuesto, somos “la mujer”).
Según ella, la no aceptación del don divino es la que ha venido a traer confusión al mundo. Si, chicas, de eso también somos culpables!!
Pero no todo su discurso es tan claramente a favor del sometimiento, y allí es donde debemos estar alertas. Cuando analiza los discursos sostenidos por las revistas “femeninas”, habla de un modo en el que, si no estamos bien atentas, podemos estar de acuerdo. Habla de la construcción de la feminidad que proponen estas publicaciones alentándonos a las mujeres a ser objetos de consumo y brindadoras de placer para otros. Pero hay que dejar fluir un rato su esquema de razonamiento para advertir que, en realidad, no nos insta a ser libres y buscar la consecución de nuestro propio placer, sino a no ser individualistas y encontrar placer cuidando y apoyando a otros que, según ella, es lo que nos hace “diferentes” de los varones.
No más que contar…
Lo del Consejo Municipal de la Mujer preocupa a mayor escala. Es el Estado en forma directa ignorando los motivos de creación de estos consejos el que los transforma en antros de mujeres que, sin ningún tipo de preparación ni postura política frente al tema, se largan a hablar de lo que ignoran y a hacer “lo que les parece”.
No voy a detenerme a comentar los estereotipos de feminidad exacerbados por los organizadores del acto – mucho rosita, mucha música romanticona, mucha flor – porque parecemos condenadas a que se nos honre de ese modo. Si me detendré en el discurso de su Presidenta, la Doctora (según sé sólo es odontóloga) Marcela Pastore.
Comienza refiriéndose al público presente como “chicas y chicos”, llenos de energía y positivismo (¿no habrá querido decir “actitud positiva”? ¿Sabrá que el positivismo es una corriente filosófica?). Hasta aquí, nada que nos marque su postura política frente al área que le fue asignada. Pero empiecen a desesperarse…porque sólo habló de acompañar una gestión (de un hombre); de trabajar codo a codo con…los hombres; de atender a las víctimas de una violencia que se empeña en denominar como familiar o doméstica incluyendo la atención a hombres víctimas de tal situación… En fin… ni siquiera el uso de los términos nos da esperanzas a las mujeres de contar con un ámbito propio donde poder discutir políticas públicas con seriedad.
Mujeres platenses… estamos retrocediendo y dejando que marionetas de los diversos poderes hablen en nuestro nombre. Las convoco a estar en estado de alerta y movilización.

Delia Añón Suárez- Especialista en Estudios de las Mujeres y de Género. UNLU.

Cosas vederes, Sancho, que non crederes….

Y si, el diario de ayer anunciaba la reunión que mantuvieron los obispos de la provincia con el gobernador y algunos de sus ministros. La agenda parece remontarnos al medioevo, y también a la inquisición, que pudo perdurar más allá, atemporal y etérea.

Nuestra santa iglesia parece muy preocupada por cuestiones de mujeres: quieren que el gobierno jure ser anti-abortista, y que impida las ligaduras de trompas. Conocí a una mujer que murió en su décimo parto por estallido de útero en un hospital público de nuestra provincia. Desde el séptimo hijo sabían los médicos que iba a pasar lo que pasó, pero todo el personal de salud sería tan católico que no hizo nada al respecto.

De aborto mueren las mujeres pobres, son caídas en cumplimiento del deber de ser reproductoras. Curioso que la iglesia permanentemente sostenga estar del lado de los desposeídos, cuyas muertes evidentemente no la conmueve en lo más mínimo.

Pese a semejante obsesión por entrometerse en la sexualidad femenina, la iglesia parece no haber advertido la desaparición de quinientas mujeres jóvenes en la Argentina, que son víctimas de la trata, y obligadas a prostituirse. Estoy convencida que, a alguno de esos lugares siniestros en que las hacen esclavas, concurre algún párroco de pueblo para confesarlas, la iglesia siempre tan capaz de convertir a las víctimas en culpables. Y tal vez, ya que están, sometan a alguna de ellas.

Inconcebible que nuestros representantes los atiendan con semejante deferencia que muchas veces no reciben sectores de la sociedad con compromiso serio con ciertas cuestiones.

Inconcebible que el ministro de educación se vea obligado a recibir un proyecto acerca de qué se debe dar de educación sexual en la materia “Construcción de ciudadanía” de las escuelas secundarias de nuestra provincia, poniendo cara de “lo estudiaré”. Tal vez quieran incluir en dicha asignatura detalles de cómo la iglesia no sólo avaló, sino que perpetró abusos sexuales de toda índole en nuestra patria desde la conquista hasta ahora.

Como representantes de no sé que dios en suelo bonaerense, también exigen prebendas impositivas. Y el gobernador también promete hacer lugar al requerimiento.

Creo que, sobre todo las mujeres, debemos estar atentas a la hora de votar. No vaya a ser que, como caigo hoy en la cuenta, voté a un empresario/deportista de pocas luces que tal vez no tuvo una materia similar a “Construcción de la ciudadanía”, y por lo tanto no aprendió que debe representar los intereses de nuestro pueblo, no los de la iglesia. Dios lo bendiga…



Delia Añón Suárez. Militante Peronista.

Aborto: el debate que nos debemos.

Parece terrible que un caso como el de la niña de 12 años de Mendoza –uno más en la cadena de barbaridades- se necesite para volver sobre un tema siempre postergado.
Pero afortunadamente esta vez, una legisladora nacional, la Sra. Nora César, decide tomar el toro por las astas: presentó en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de modificación del artículo 86 del Código Penal con el fin de ponerles coto a los librepensadores que quieren hacer interpretaciones novedosas y originales sobre el citado artículo.
Con la reforma por ella propuesta, los comités de ética, las agrupaciones “pro-vida” (¿de quién?), quedarán fuera del marco que la ley instituye para la resolución de estos casos.
Sin dudas, no es lo que las mujeres venimos reclamando, que es una legislación que nos reconozca capaces de tomar decisiones. Pero sería necio dejar de ver que se trata de un gran avance.
En primer término, es el propio bloque oficialista el que asume la responsabilidad de representarnos a la mayoría que lo votamos, mayoría que sé aprueba la discusión aunque encuestas maniqueas nos quieran convencer de lo contrario.
En segundo lugar, porque deja afuera de la toma de decisión a los sectores minoritarios que por influencias devenidas de los poderes conservadores que representan, siempre terminan torciendo la voluntad de las mayorías.
También porque obliga a quienes detentan un cargo – los Directores de Hospitales Públicos – a ejercerlo con todos los deberes que aceptarlo impone, instándolos a tomar las medidas que sean necesarias para cumplir con la ley en caso de que aparezcan las “objeciones de conciencia”, tan abundantes en nuestro país en los médicos cuando trabajan en hospitales del estado, tan escasas cuando se desempeñan en el sector privado…
Otro merecido reconocimiento hacia las mujeres que incluye el proyecto es la no exigencia de la prueba de violación: la palabra de las mujeres puesta en un lugar de respeto largamente reclamado.
Respecto del accionar de los “librepensadores” a los que aludí, la reforma impulsada por la Diputada César deja cerrado el debate acerca de la definición del término “salud” que se menciona en el primer artículo: queda establecido que se refiere a la definición de la OMS, que deberá, según la norma reformada, estar expuesta en carteles visibles en todos los centros de salud.
Ratifica también la aplicación de la norma en casos de enfermedad cuyo tratamiento esté contraindicado para mujeres embarazadas.
Por último, otro motivo para celebrar es la obligatoriedad que tendrán las obras sociales y prepagas de brindar la cobertura no sólo del aborto terapéutico, sino también de los tratamientos sicológicos correspondientes.
Seguiremos lamentando todas las vidas que se ha cobrado la falta de debate, pero personalmente creo que hemos empezado a transitar el camino de la justicia, que podremos considerar finalizado el día en que, sencillamente, a las mujeres se nos reconozca la capacidad y el derecho de elegir en cualquier caso sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.


Prof. Delia Añón Suárez