martes, 29 de junio de 2010

Palabras más, palabras menos…

Eduardo Galeano grande, enorme, confiesa que sólo escribe aquellas palabras que vale la pena sean dichas.
Y lo hace a la perfección. Cada una está donde debe estar, y connota ni más ni menos que lo que él desea que connote.
Es un hombre de muchas palabras, que interpela esa veneración que refleja la frase hecha “es un hombre de pocas palabras” como si se tratara de una virtud. U otra peor: “es hombre de una sola palabra”, que en lo personal me remite más a testarudez junto con pobreza expresiva que a tener convicciones.
También se repite mucho que “a buen entendedor, pocas palabras”, cuando en realidad cuanta mayor elaboración tiene un concepto requiere de más – y bien evaluadas- palabras.
A las mujeres en general se nos niegan. Parece haber consenso en eso de que si estamos calladitas mejor. Las mujeres que hablamos molestamos, por más certeras que sean las palabras que elegimos para explicarnos.
Pienso en las palabras que se eligen cuidadosamente para describirnos a las mujeres que hablamos: está loca, delira, parece una maestrita –en diminutivo-, es violenta, o soberbia, está crispada.
A nosotras se nos juzga por el uso de la palabra y, en ese juicio, se nos califica con otras palabras cargadas. De prejuicios, de intolerancia, de saberes populares nunca cuestionados.
Miraba un video del personaje de Capusotto “Violencia Rivas”. Genial, muy divertido. Pero me quedé pensando por qué esa mujer llena de convicción y valores queda bautizada y definida como la encarnación de la violencia misma. Desnuda realidades injustas en forma apasionada, mientras repiten en sus videos su imagen pateando a sus mascotas. Un perro o un gato –a veces ambos- son revoleados por el aire. Sí, la imagen apoya esa idea de que es una mujer violenta.
No es la dulce imagen de una mujer movilizando a la sociedad en defensa de los animales. De eso, y mientras mantengamos una cierta dulzura “natural” en el tono podemos hablar. Aunque en esa alocución defendamos de la explotación a ¡los caballos de los cartoneros! En vez de a los humanos explotados por el sistema que deben recurrir a ese medio para subsistir. Que extraño uso reciben las palabras como “violencia”…
Las mujeres cuya voz interpela, las que hablan de eso que nosotras no podemos ni nombrar, las que denunciamos, somos reiteradamente invitadas a callar. O a encuadrarnos.
Quedamos como causantes de una discordia que, se interpreta en forma generalizada, está dada por un algo performativo que tiene nuestra palabra: pareciera que al enunciar ciertas ideas en realidad estuviéramos creando situaciones que no existen.
Ese silenciamiento de la palabra de las mujeres viene por el común acompañado por una disciplinadora hiper-difusión de discursos de mujeres cuyas palabras sirven para reforzar el concepto de que “mejor calladitas”. El poder no deja nada librado al azar.
Me gustaría poder escuchar y leer más palabras pensadas por más mujeres, más diversas. No sólo las voces de las muñecas del poder ventrílocuo.
Si no, me conformaría para empezar con que las voces hegemónicas –de varones y mujeres- fueran obligadas a usar las palabras responsablemente por una sociedad despabilada que pondere el peso de cada una de ellas, exigiendo un uso riguroso.
Muchas, muchas personas estamos fastidiadas con esto de tener que consumir palabras cargadas a las que no podemos poner en cuestión públicamente. No hace demasiado escuché decir a un comunicador estrella tres barbaridades seguidas: “el hijo de Moyano –dueño del sindicato de camioneros- se comporta como un indígena, un inadaptado, un energúmeno.” Como era hora del top de noticias, siguió con un comentario acerca del Indec, entidad que según él “Moreno maneja a las trompadas”.
Me quedé sentada, esperando que alguien le exigiera reemplazar la palabra “dueño” por las de “Secretario General”. O que algún otro alguien le exigiera aclarar por qué asocia la palabra “indígena” con las palabras “inadaptado” y “energúmeno”. O algún otro le cuestionara su independencia a la hora de informar sobre el modo en que los funcionarios se desempeñan. O que es él mismo quien “informa a las trompadas”.
O que todos en conjunto le preguntáramos a la conductora de almuerzos por qué usa la palabra en forma extemporánea, cuando su palabra hubiera podido ser de peso en momentos duros.
Y sí, Galeano no se equivoca. Hay palabras que no merecen ser dichas. Y una sociedad que no merece tener que soportarlas.

martes, 22 de junio de 2010

Androcentrismo.

Otro modelo para desarmar.

Me preguntas que quiere decir esa palabra. En realidad, muchos tienen la misma duda pero no se atreven a plantearla. Pero vos sí, con esa adorable impunidad que otorga la adolescencia.
Y es que, a decir verdad, cuesta visualizar un concepto tan arraigado en nuestra cultura. De tan reiterado, de tan hegemónico, quedó naturalizado.
Se me ocurre darte un ejemplo, y te digo que una mujer es “un varón pero con algunas deformidades, pelo más largo y pechos más grandes”. Te morís de risa, y me decís que estás hablando en serio, que no te tome el pelo.
Te pregunto por qué pensás que te tomo el pelo, y me contestás que lo que acabo de decir es burdo, que no es una respuesta seria. Que las ciencias, por ejemplo, no dirían jamás un disparate por el estilo.
Corro en búsqueda del Testut y el Rouviere. Me observas atónita cuando te leo que los ovarios “son como los testículos, están situados primitivamente en la región lumbar”. O que “el clítoris, homólogo del pene del hombre, es un órgano impar y medio, situado en la parte anterior y superior de la vulva”. O que su erección “completamente rudimentaria, aumenta algo estas dimensiones”. Dimensiones que acaba de exponer. La cursiva de “rudimentaria” corre por mi cuenta.
Atónita, reitero, me preguntás a qué apunto, si lo que te acabo de leer “es así”.
En primer término te aclaro que recurrí a la medicina, porque tenía esos libros a mano y porque se trata de una ciencia nada cuestionada: su palabra es palabra santa.
Después, agrego que tu “si es así” responde al androcentrismo en el que nuestra sociedad se ha desarrollado. Que para describir algo se podría empezar desde distintos puntos y, sin embargo, siempre se parte del “varón”- no “hombre” como insisten esos libros, aunque nos hayan querido hacer creer a las mujeres que esa palabra nos incluía.
Te propongo entonces crear el “perrocentrismo” como concepción filosófica para explicar este mundo. Siguiendo esta visión, un pájaro sería un perro pero que no es mamífero. Y que en vez de dos patas delanteras, tiene una “especie de patas”, pero que no son patas sino alas y le permiten volar. Con lo cual, su andar es rudimentario.
Te reís a carcajadas y decís “es cierto, nunca se me había ocurrido”.
Y a mí se me ocurre que si se nos ocurriera con más frecuencia hacernos algunas preguntas, revisar por qué usamos algunas palabras en vez de otras, o por qué definimos las cosas usando siempre un mismo criterio, tal vez nos costaría mucho menos esfuerzo convivir. Aceptar las diferencias simplemente como lo que son, en vez de considerarlas como se hace habitualmente “desviaciones de la norma”.

martes, 15 de junio de 2010

Mundial exótico


Pululan en la modernidad globalizada intentos por convencernos de las bondades de una multiculturalidad que muchos consideran alcanzada. Sobre todo, autores europeos que se dedican a la investigación en multiculturalismo y parecieran vivir en un frasco porque ignoran la xenofobia y el racismo propios de los países desde los que “generan” conocimiento.
Y fueron suavizando las palabras. Por ejemplo, apareció en escena para evitar decir “subdesarrollado”, “primitivo”, “bárbaro” o “atrasado” el adjetivo “exótico”.
Adjetivo que no se tomaron el trabajo de buscar en el diccionario, y que nos remite a muchos más conceptos de aquel al que se lo reduce, que es el de “extranjero, peregrino, sobre todo si procede de un país lejano”. Todo lo diferente quedó bajo el paraguas protector del término exótico.
Las abundantes notas de color por parte de enviados especiales que tuvieron que llegar muchos días antes a Sudáfrica y transmitir largas horas por día, nos llenaron –en verdad nos rebalsaron- de información banal que muchas veces giraba sobre lo “exótico” del país anfitrión y su gente.
Pero “exótico” también quiere decir “extraño, chocante, extravagante”.

Interesada como estoy por la situación de las mujeres, aproveché la motivación que el fútbol brinda para tratar de aprender algo sobre la realidad de las mujeres en Sudáfrica, sabiendo que en realidad es un país rico si se quiere dentro del continente, ya que su actividad económica constituye el 25% del PBI del mismo.
Aclaración que hago porque podemos imaginar a partir de este dato, cuanto peor será la situación de las mujeres en otros países de África.
Me encuentro con datos escalofriantes: el 25 % de los varones han violado alguna mujer en su vida; el 58% de ellos más de una vez. La mayoría de las mujeres no ha terminado ni siquiera el tercer grado de escolarización. Viven inmersas en el más absoluto patriarcado, razón por la que pasan de la dominación paterna a la dominación del marido sin escalas. La violencia contra ellas está generalizada. El Sida –que hace estragos en África porque la situación de vulnerabilidad social hace que no tengan las drogas ni el estado de salud general para que se transforme en una enfermedad crónica como sucede en los países ricos- se ha feminizado. La prostitución es perseguida por prohibida, razón por la que las mujeres en esa situación no tienen derecho a reclamo alguno ante el estado.
En otro orden de cosas, voy incorporando la “información” sobre las mujeres y el mundial que aparece por los medios.
Escucho que “hay preocupación” por parte del Comité Organizador por el contingente de ¡40.000! prostitutas extra que llegarán a satisfacer esa extraña conexión que tienen los varones entre euforia deportiva y sometimiento a las mujeres. Conexión que queda claramente expuesta en una propaganda en la que el sillón de un varón que acaba de ver un partido se trasforma en una cama con dos mujeres tendidas el ella acechándolo. El slogan de remate dice algo así como que después del fútbol, nos toca a las mujeres. El Reino Unido, conmovido por esta situación, aporta un montón de condones a fin de que los clientes no corran riesgos.
Veo montones de modelos de todas partes del mundo disfrazadas con indumentaria deportiva hot, expuestas en pelotas -no con pelotas, hecho que les permitiría jugar. Y no, no tenemos permitido nada más que estar mudas, mostrando lo que se puede vender.
También vi a alguna mujer negra pobre, muy pobre, acarreando sola a cinco niños.

Y volví, como de un sueño, a revisar la segunda acepción de “exótico”. Para ver por qué puede ser que elijan esa palabra.

“Extraño…chocante…extravagante”.

Lo de chocante sin dudas lo comparto tanto para lo que revisé acerca de la situación de las sudafricanas, como para la relación mujeres/mundial que nos transmiten.

Pero lo de extraño o extravagante me hacen descartar el término exótico cuando me refiero a este tema.
“Nada de lo humano me es ajeno” dijo alguna vez alguien que no recuerdo. Como mujer, ninguna de las situaciones que describo me resulta extraña o extravagante. Ni en Sudáfrica ni aquí.
En todas partes tenemos las mismas dificultades, en todas partes sufrimos el mismo destrato. En todas partes son pocas las voces disidentes que se hacen oír.

Definitivamente. En lo que hace a las mujeres, este Mundial no es exótico.

miércoles, 9 de junio de 2010

Rubias de New York

Siempre me indignaron los prejuicios, sobre todo los que nos ponen a las mujeres en rol protagónico.
Amante de las telenovelas cuando niña, me preguntaba por qué –ustedes, lectores de más de cuarenta recordarán- las malas eran morochas. Las buenas, rubias. Hay toda una construcción en nuestra sociedad respecto de las bondades de ser rubiecita. Jacinta Pichimahuida era rubiecita.
Construcción que, en mi recuerdo, empezó a coexistir con otra: la que nos remite a la estupidez o taradez de las rubias. Tinelli la sigue a pie y juntillas, bastardeando la capacidad intelectual de cuanta rubia se le para al lado en su programa.
La canción de Sumo que hablaba de “la rubia tarada, bronceada”, también me daba bronca. Remite a la facilidad con que algunos nos clasifican a las mujeres en buenas/malas; lindas/inteligentes; santas/putas; femeninas/machonas; y todos los duales que puedan agregar a esta lista.
Por lo expuesto, créanme que la pregunta que me surge por estos días nada tiene que ver con prejuicios. Tal vez, surja sólo de la mera coincidencia. Pero vengo escuchando tanta declaración pública esbozada a viva voz por parte de divas o mujeres públicas rubias que me pregunto si la tintura casi platinada, o tal vez los decolorantes previos a su aplicación, no causarán –en algunos casos- daños colaterales.
Mirtha Legrand, Susana Jiménez, Elisa Carrió. Platinadas y desopilantes en sus apreciaciones, voceras de lo más obsceno del poder local.
La Legrand, como le gusta llamarse, ya perdió pista. Recuerdo que Landrú escribió una vez que si seguía habiendo devaluación, se terminaría llamando “Lepetit”. Sin devaluación de por medio, la profecía se cumplió: está cada vez más pequeña en lo que a dignidad refiere. En uno de sus últimos almuerzos se solidarizó con la Sra de Noble. Es decir, con una delincuente común que se apropió de niños ajenos y que se enriqueció despojando de su patrimonio a una familia de empresarios torturados por la dictadura. Una joyita…
Por mucho menos que esta verdadera apología del delito, debió abandonar nuestro país el embajador chileno. No tenía la inimputabilidad que esta diva rubia detenta por estos pagos.
Susana, que vive hablando loas de lo que ella considera “países serios”, se habrá quedado sin palabras al ver que uno de los países que gusta incluir en su lista –Chile- sanciona a un funcionario que se atreve a resaltar las virtudes de la mano dura, de la que ella vocifera ser partidaria. Mientras pregunta si se pueden ver dinosaurios vivos. O mientras le explica a Macri que la sociedad se divide en “buenos” y “malos”, los primeros son ellos. Porque trabajan, y son exitosos. Los otros son los que los envidian, los secuestran, les roban. Otra joyita…
Pero la que peores lesiones presenta es Elisa Carrió. Tal vez porque al ser legisladora debería poder abstenerse al decir “lo que le pinta”. Un par de situaciones apocalípticas frustradas que había pronosticado para fines de 2009, con una emboscada al “campo” que iba a quedar encerrado en la ciudad de Buenos Aires. O un gobierno nacional que estaba armando al pueblo.
Ya este año lloró en cámara por los hijos de Noble –cuando antes había participado de la Ley de creación del banco de datos genéticos.
Ahora declara, en versión futbolera pre-mundial, que prefiere a los que no hacen goles con la mano… a los que patean con los pies.
Otra joyita…

Personalmente, prefiero a las que piensan con la cabeza. No con los pies.
Así es que, chicas, si están pensando en cambiarse el color de pelo, guarda con los rubios… Elijamos los castaños. O los rojizos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Lo público, lo privado.

Los conceptos de esfera pública y esfera privada constituyen tema de permanente revisión por parte de los feminismos, ya que la tensión entre ambas dimensiones de lo social tiene en muchos casos consecuencias directas para el colectivo mujeres.
Así, nosotras estamos habituadas a analizar teniendo en cuenta estos parámetros que aparecen con frecuencia como uno de los problemas de definición de fondo en hechos cotidianos que trascienden a través de los medios de comunicación, que hoy transforman la naturaleza de la visibilidad alterando la relación entre estas dos esferas. Las redefinen, sobre todo medios de comunicación que aún no tenemos demasiado entrenamiento en analizar, como son los foros comunitarios de la web.
Algunos de estos hechos que se plantean como debatibles por estos días tienen que ver con esto de alterar la naturaleza de la visibilidad. Es más, aunque no se llega a esbozar abiertamente, tal vez lo que tienen de “debatible” sea esta alteración que por momentos parece resultarle amenazante a la sociedad.
El “caso Villegas” nos muestra a través de diversas opiniones, que existe un sector de la sociedad al que parece importarle más que el hecho de que se viole una ley, el hecho de que esa violación se haga pública. La exhibición de la violación por parte de los violadores parece en algunos casos, según se infiere de las consideraciones, merecer más censura que la violación en sí.
La “fantasía de la colegiala” o “la bebota” como seudónimo en alguna publicidad de prostitución evidentemente no generan cuestionamiento alguno por parte de vastos sectores que evidentemente no ven riesgo alguno en estos hábitos a los que simplifican considerando “de consumo”. Siempre y cuando se limiten a la “esfera privada”. De los análisis del caso a que tuve acceso, ninguno plantea esta posibilidad de discutir lo sucedido incorporando la puesta en cuestión de estas prácticas tan extendidas, como tampoco se cuestiona la sociedad qué pasaría en caso de que la víctima fuera mayor de edad. Imagino que la “vida privada” de ella quedaría expuesta ante “lo público” para resguardar la “vida privada” de los violadores. Sobre todo la del que “tiene familia”.
Con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo, un comentario de una oyente de radio me hizo también pensar en esta alteración de la naturaleza de la visibilidad. La mujer decía no entender como argumento a favor de la sanción de la norma el tema adopción porque, expresó, “ya lo tienen”. Aclaró que conoce parejas de homosexuales y de lesbianas que habían tenido acceso a la adopción tramitándola uno de los integrantes de la pareja como “soltero”. La idea final era ¿para qué más?
Otos argumentan que para qué quieren contraer matrimonio, si en los hechos ya conviven.
En este caso, tomando sólo estos dos comentarios, la frontera entre público y privado resulta realmente enmarañada: decisiones que deberían quedar acotadas a la esfera estrictamente privada –como casarse o no, o adoptar como matrimonio y no como persona soltera- son puestas como argumento en un debate público. Y que no tiene como fin preservar la privacidad de nadie, sino más bien mantener a la sociedad alejada de lo que prefiere no ver. No es para menos: lo que pone en cuestión este debate es la idea de familia en sí.
El caso de la adopción sospechosísima de los hijos de Ernestina Herrera de Noble –con otros condimentos- también jaquea la frontera entre los derechos que se desprenden de las esferas de análisis propuestas. Es un caso que nos interpela como sociedad, cuya dimensión parece no estar todavía demasiado clara para quienes opinan sobre el tema.
La Diputada Nacional Elisa Carrió utiliza un recurso privado –el llorar por la situación de los hijos de Noble- públicamente. Y para –públicamente- quedar exculpada por faltar a su Juramento de cumplir y hacer cumplir las Leyes de la Nación. Y una sociedad que, repito, tiene los conceptos de público y privado enmarañados, no la juzga por ello. En lo personal puede llorar hasta deshidratarse por lo que quiera: una escena de teleteatro de Andrea del Boca, una astilla en un dedo, el aria de la Reina de la Noche en “La Flauta Mágica”. Pero lo que en lo personal la conmueve no puede ser de modo alguno parte de una responsabilidad pública que el pueblo le ha asignado. La postura personal que cada ciudadano pueda esgrimir es muy grave que se tornen en motivos públicos para no seguir pidiendo verdad y justicia por los atroces delitos de la dictadura.
También los jóvenes que hicieron saber su decisión de ratearse de la escuela mediante Facebook nos instalaron en una discusión producida por el desconcierto de que algo habitual en lo privado tomara estado público. Razón por la que no queda demasiado claro por qué, si hasta ahora de eso “no se hablaba” hoy hasta los ministros deban pronunciarse al respecto. O fue una macana hacerse el distraído antes, o es una estupidez hacer tanta alharaca ahora. Honestamente, no sé.
Lo que sí sé es que, a la luz de la represión policial a la que el hecho dio lugar en La Plata, esta mezcolanza entre lo privado y lo público pude ser perjudicial para la salud.
Y eso impacta seriamente en la esfera pública.

Gayle Rubin

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Gayle S. Rubin (1949) es antropóloga cultural y mejor conocida como activista y teórica influyente en políticas de sexo y género. Ha escrito acerca de varios temas que incluyen feminismo, sadomasoquismo, prostitución, pedofilia, pornografía y literatura lesbiana, así como estudios antropológicos sobre subculturas sexuales.

Rubin se dio a conocer con su ensayo de 1975 "El tráfico de mujeres: Notas sobre la "economía política" del sexo", en el que trata de descubrir los mecanismos histórico-sociales por los que el género y la heterosexualidad obligatoria son producidos, y las mujeres son relegadas a una posición secundaria en las relaciones humanas. En este ensayo, Rubin acuñó el concepto sistema sexo/género, que ella, de manera preliminar, define como "el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas." La autora toma como punto de partida otros autores que previamente discutieron acerca del género y de las relaciones sexuales como instituciones económicas (Karl Marx and Friedrich Engels) que desempeñan una función social convencional (Claude Lévi-Strauss) y son reproducidas en el desarrollo psicológico del niño (Sigmund Freud and Jacques Lacan). Argumenta que estos autores fallaron al explicar de manera adecuada la opresión del a mujer, ofreciendo una reinterpretación de sus ideas.

En 1978 Rubin se traslada a San Francisco para estudiar la cultura leather entre homosexuales masculinos. El 13 de junio de ese mismo año, Rubin, junto a Pat Califia y otras 16 personas, funda el primer grupo conocido de sadomasoquismo lésbico, el Samois. El grupo se disuelve en 1983, y al año siguiente Rubin se involucra en la creación de una nueva organización, "the Outcasts".

Rubin deviene una destacada "pro-sex activista" en las guerras feministas por el sexo de la década de 1980 al dar una conferencia en el Barnard College de la ciudad de Nueva York en 1982.

En su ensayo de 1984, "Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad", Rubin interroga el sistema de valores que grupos sociales -tanto de tendencia de izquierdas, como de derechas, feministas o patriarcales- atribuyen a la sexualidad que definiría determinados comportamientos como buenos y naturales mientras otros (como el sadomasoquismo) serían malos y antinaturales.

Fomó parte de la junta directiva del Museo y archivos de la cultura leather desde 1992 al 2000.

En 1994, Rubin finaliza su doctorado en Antropología en la Universidad de Míchigan, Estados Unidos, con una disertación titulada The Valley of the Kings: Leathermen in San Francisco, 1960 - 1990 (El valle de los reyes: leathers en San Francisco de 1960 a 1990"). Actualmente, Rubin trabaja como asistente de profesor en antropología en dicha universidad. En 2006 recibe indeseados notoriedad y elojios al ser aparecer en la lista de la obra de David Horowitz, "The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America" ("Los 101 profesores más peligrosos de Norteamérica").


Betty Friedan

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19212006 Fue una teórica y líder del movimiento feminista estadounidense de los años 60 y 70.

En 1963 escribió el ensayo La mística de la feminidad, en el que critica el rol femenino en la sociedad contemporánea, ya que provoca numerosas formas de alienación. Este ensayo influenció profundamente al movimiento feminista los siguientes años.

En octubre de 1966 Betty Friedan fundó el NOW - National Organization for Women, organización que reunió un gran número de colectivos y grupos feministas de Estados Unidos. En los años setenta planteó diversas luchas para la aprobación de las leyes sobre el aborto, el trabajo femenino y sobre los derechos de las mujeres en general.

Mariquita Sánchez

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María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, más conocida como Mariquita Sánchez de Thompson, (Buenos Aires, 1 de noviembre de 1786Buenos Aires, 23 de octubre de 1868) fue una patriota argentina.

Su origen y sus dos matrimonios le aseguraban una posición social de "primera línea", pero demostró que su personalidad bastaba para colocarla en el nivel que ocupó. Llenó muchas páginas de la pequeña historia y se convirtió en símbolo de la mujer argentina del pasado por la brillantez de su desempeño y la franqueza de sus actitudes. Nacida en Buenos Aires el 1º de noviembre de 1786, fueron sus padres el español de Granada Cecilio Sánchez de Velazco y la porteña Magdalena Trillo. Antes de cumplir quince años se enamoro de su primo Martín Thompson y se comprometió contra la opinión de sus padres. Empecinada, se presentó al virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho la madre -el padre ya había muerto- para casarla con Diego del Arco. Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó el 29 de julio de 1805.

A partir de entonces, la vida de Mariquita estuvo ligada a los acontecimientos públicos. Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas. Su casa de la calle Umquera, hoy Florida, acogió a las personalidades, atraídas por la hospitalidad graciosa y espiritual de la dueña. Los problemas más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios. En ese célebre salón se cantó por primera vez la canción patria, el 14 de mayo de 1813. Cinco hijos nacieron en tanto: Clementina en 1807, Juan en 1809, Magdalena en 1811, Florencia en 1812 y Albina en 1817. Este último año marcó una desgracia. Thompson, enviado a los EEUU, enloqueció y murió en el viaje de regreso. En 1820 la viuda, muy admirada, contraía nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville, francés expatriado cuya conducta le deparó muchos sinsabores, que terminaron en separación, disimulada por las funciones diplomáticas del marido fuera del país. Aquí había sido cónsul y muchos años más tarde Mariquita reveló, en carta a Alberdi, las miserias de su vida con Mandeville. De este matrimonio tuvo un hijo: Julio. Cuando Rivadavia fundo la Sociedad Benéfica requirió la ayuda de Mariquita, que fue fecunda y entusiasta. Durante el gobierno de Rosas se exilió, a pesar de la vieja amistad que existía, pues tomo partido por los opositores, entre los que estaba su hijo Juan. Hacía algún viaje a Buenos Aires, pero su hogar estaba en Montevideo. En 1846 fue a Río de Janeiro y al año siguiente volvió a Montevideo, donde permaneció hasta después de la Batalla de Caseros. Reanudó su labor en la Sociedad de Beneficencia, de la que había sido presidenta en 1830 y 1832, y su salón volvió a brillar como antaño, acogiendo cuanto tuviese que ver con la cultura y el patriotismo. En 1866 y 1867 volvió a presidir la Sociedad de Beneficencia todavía en plena capacidad intelectual, pues trabajaba y escribía cartas admirables. La muerte le llegó el año siguiente, el 23 de octubre de 1868-

Históricamente se ha representado a esta mujer como un personaje más en la historia argentina, relegándola al hecho de haber interpretado el 14 de mayo de 1813 por vez primera en su célebre salón el Himno Nacional Argentino. Pero en realidad, Mariquita Sánchez de Thompson fue una de las primeras mujeres argentinas políticamente activas.Su casa de la calle Umquera, hoy calle Florida, acogió a las personalidades de la causa revolucionaria de 1810, atraídas por la hospitalidad de la dueña. Los asuntos más delicados se debatían allí, así como los temas literarios.

Era una fina cronista de los sucesos que conformaron luego la historia fundacional de Argentina como república y tenía conciencia de la proyección histórica que podían tener sus escritos. En más de una ocasión sus actitudes fueron consideradas políticamente incorrectas e incluso respondía con tácticas retóricas agudas.

Formó parte de la Sociedad de Beneficencia, siendo una de las fundadoras, primera secretaria de la institución en 1823 y presidenta de la misma entre 1830 y 1832. A ésta se le encomendaban las escuelas y colegios de mujeres de toda la provincia de Buenos Aires. También administraba hospitales y casas de huérfanos.

Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas vivió en el exilio en Montevideo, a pesar de la vieja amistad que existía, pues tomó partido por los opositores al régimen, entre los que estaba su hijo Juan. Esto se debe a que Mendeville, al ser cónsul de Francia, mantenia conflictos diplomáticos con Rosas. Renunció en estos tiempos a dicha Sociedad, pero luego se reincorporó y trabajó incesantemente en ella hasta entrada su vejez.

Al separarse de Mendeville, retornó a Buenos Aires. "La tierra de mis lágrimas", como ella decia durante su exilio.

Mariquita era la madrina de Isabel Walewski, quien vivió solamente cincuenta dias. Isabel era la hija del Conde Alejandro Walewski, hijo a su vez de la Condesa Maria Walewska, la amante polaca de Napoleón Bonaparte. El conde, como diplomático francés, fue enviado a Buenos Aires para mediar en el conflicto entre la Confederación y Francia. Isabel se encuentra junto a su madrina en la bóveda de Recoleta.

Mamita Mendeville, como la apodaban afectuosamente sus nietos, falleció el 23 de octubre de 1868 en Buenos Aires, a sus casi 82 años de edad.

Elvira Rawson




Argentina nacida en Buenos Aires (n. 1864; m. 1954) fue la segunda mujer en recibirse de médica en la Argentina, en 1892 y una destacada luchadora feminista por la igualdad de derechos para hombres y mujeres.

Durante la Revolución del Parque en 1890 estableció con otros médicos un hospital de campaña en el frente de batalla para atender a los heridos. Ingresó a la Unión Cívica primero y a la Unión Cívica Radical después. Orientó su ejercicio de la medicina hacia las enfermedades femeninas. Fue profesora de higiene y puericultura.

Fue una de las fundadoras del primer Centro Feminista creado en el país para reclamar por el reconocimiento de la igualdad de derechos civiles y políticos de hombres y mujeres. Participó activamente en el Primer Congreso Femenino Internacional, realizado en Buenos Aires en 1910, en ocasión del Centenario.

En 1919 fundó la Asociación Pro Derechos de la Mujer, junto con Adelina Di Carlo, Emma Day y Alfonsina Storni entre otras, llegando a reunir a once mil afiliadas.

Para luchar por el sufragio femenino Elvira Rawson tendió siempre a unir fuerzas con Alicia Moreau de Justo que presidía la Unión Feminista Nacional la otra gran organización feminista existente. Juntas organizaron una impactante votación paralela de mujeres.

En 1928 organizó el tercer Congreso Internacional Femenino.

Murió en 1954, en Buenos Aires.

Julieta Lanteri

1873 - 1932
Llegó a la Argentina desde Italia, junto a su familia, cuando contaba con 6 años de edad. Su familia después de varias residencias logró afincarse en La Plata. En 1886, Julieta ingresó al Colegio Nacional que la habilitaba para ingresar a la Universidad. En 1891 optó por estudiar Medicina, una profesión vedada a las mujeres pero pudo acceder por un permiso especial del Decano, Dr.Leopoldo Montes de Oca. Se convirtió en la quinta médica recibida en Argentina y, junto con la primera egresada en esa casa de estudios la Dra.Cecilia Grierson, fundó la Asociación Universitaria Argentina.

En 1906 integró el Centro Feminista del Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se hizo en Buenos Aires y con otras feministas como Raquel Camaña, Elvira Rawson de Dellepiane, Petrona Eyle, Sara Justo, Cecilia Grierson y Adelia Di Carlo, reclamaban por los derechos cívicos femeninos en Argentina.

Cuando en 1911 la Municipalidad de Buenos Aires convocó a los vecinos para que actualizaran sus datos en los padrones, en vistas a las elecciones municipales de legisladores, llamó a que lo hicieran los ciudadanos mayores, residentes en la ciudad, que tuvieran un comercio o industria o ejercieran una profesión liberal y pagasen impuestos. La incansable Lanteri, advirtió que nada se decía sobre el sexo. Entonces se inscribió en la Parroquia San Juan Evangelista de La Boca, que era la que le correspondía por su domicilio y cuando llegó el 26 de noviembre de ese año, día de las elecciones, votó en el atrio de esa iglesia.

El Dr.Adolfo Saldías, Presidente de mesa, la saludó y se congratuló “por ser el firmante del documento del primer sufragio de una mujer en el país y en Sudamérica”. La Dra. Lanteri se dirigió a La Nación y La Prensa, por entonces los medios escritos más leídos y contó el hecho. Al día siguiente apareció en los diarios la novedad. Poco tiempo después, el Concejo Deliberante porteño sancionó una Ordenanza donde especificaba claramente que estaba prohibido el Voto de las mujeres porque el empadronamiento se basaba en el registro de empadronamiento del servicio militar. Al enterarse de eso, Julieta Lanteri se presentó ante registros militares de Capital Federal, solicitando ser enrolada y acudió directamente al Ministro de Guerra y Marina.

En el año 1919, se postula a una banca en el Congreso como diputada, convirtiéndose así en la primera mujer candidata en la Argentina. Al no ser legalizada para ingresar al parlamento organizó y encabezó en Plaza Flores el primer simulacro de votación callejera. Este mitin congregó más de dos mil personas, y llamó la atención de las feministas en el mundo. A principios de 1920, el Senador Dr.Juan B. Justo la incluyó en su lista del Partido Socialista Argentino junto a Alicia Moreau de Justo.

Pero la incansable Julieta siguió adelante, fundó el Partido Feminista Nacional por el que se postuló a legisladora en varias oportunidades. En 1924, año en que triunfó el Dr. Alfredo Palacios, Julieta lo siguió en cantidad de votos obtenidos. No fue poca cosa, y a partir de allí comenzó a ganarse aún más enemigos. Los principios de su partido se incorporaron a partidos nacionales en San Juan y Mendoza. Previó golpes totalitarios en Sudamérica, disertando en la UNLP y se entrevistó con el Dr. Marcelo T. de Alvear para comentarle alternativas antiautoritarias. Bregó por derechos y mejoras laborales femeninas e infantiles.

Vivió en Buenos Aires, La Plata, Olivos y Quilmes, lugares donde cultivó la amistad con Alfonsina Storni, Alfredo Palacios, José Ingenieros, entre muchas personalidades sobresalientes. La que fue su última vivienda se conserva en la localidad de [[Berazategui]. Actualmente funciona allí una panadería. El Museo Histórico y Natural conserva algunos pocos objetos de este rico personaje.

Fue valiente, original e inclaudicable. El sospechoso accidente de un auto marcha atrás, que la golpeó mortalmente el 23 de febrero de 1932, terminó con su lucha, pero no con su memoria. Dejó un rico anecdotario personal y un legado de mujer singular. Dos libros biográficos, una calle en Puerto Madero, una escuela en San Juan y una escuela secundaria de Berazategui (Escuela Media Nº10) y varias entidades con su nombre, la recuerdan y homenajean. Cuando en 2000 la Municipalidad de Bs. As. convocó a varias ONG para elegir las mujeres más destacadas de todo el S XX, ella fue una de las dieciocho elegidas.