viernes, 30 de octubre de 2009

El Estado proxeneta.


Uno de los orgullos nacionales que hasta hace poco tiempo detentábamos – junto con el dulce de leche y el colectivo- era el de haber sido históricamente renuentes a considerar a la prostitución como trabajo. Y a ver a las mujeres en situación de prostitución como delincuentes, poniendo el foco de punibilidad en el proxeneta.

Sin embargo, inexplicablemente la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires otorga el premio de Personalidad Destacada de los Derechos Humanos de las Mujeres a Elena Reynaga, Secretaria General de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina -AMMAR, una agrupación que forma parte de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). Es decir, a una organización reglamentarista que considera la prostitución como trabajo, y esta pidiendo, por ende, el reconocimiento del Ministerio de Trabajo como sindicato. Y acá ya dejo aclarado antes de analizar lo sucedido mi más absoluto respeto a la militancia y el compromiso de la compañera Reynaga. Lo que me preocupa es el mensaje que transmite el Estado.
Como me preocupa la actitud del intendente de Lonquimay, un pueblo de La Pampa, Luis Rogers. El Consejo Deliberante trata de sancionar una ordenanza que disponga el cierre de todos aquellos comercios que pueden servir de pantalla para la prostitución, y el Intendente ya declaró que la vetará si prospera.
Con argumentos increíbles tales como que “se trata de lugares de contención para los jóvenes”, que “brindan un servicio en ruta a los camioneros”, a los que se concurre “a ver un show”, en los que “no le consta haya mujeres en situación de prostitución” – pero aclarando que “pagan habilitación y realizan controles ginecológicos periódicos a las mujeres que allí trabajan”, termina por reconocerse habitué.
Asesorado por un ¡policía! remata con que en realidad lo que busca con su actitud es evitar la clandestinidad que da lugar a “cosas peores” como la trata de personas (podría haber dicho mujeres), y el tráfico de drogas.
Ambos casos nos muestran la esquizofrenia imperante en los mensajes que el Estado emite. El cuerpo de las mujeres queda expropiado y pacible de ser moneda de cambio a ofrecer para la supervivencia, el colectivo “varones” habilitado ejercer su poder sobre las mujeres dinero mediante, los que legislan a ser representantes de proxenetas y prostituyentes, y el Estado liberado de atender a las mujeres en situación de prostitución ya que entran en la categoría “trabajadoras”.
Tal vez dará lugar a que los proxenetas pasen a ser “empresarios”, es decir, respetables para el capitalismo. O a que las “trabajadoras” tributen, transformando al Estado en un proxeneta más.
La responsabilidad del Estado es seguir viendo a la prostitución como forma de dominación y explotación de las mujeres: no es trabajo. Es esclavitud. Y violencia.
Tratar de producir estadísticas de las que carecemos por las cadenas de corrupción y complicidad que se han generado en torno al tema, y que hacen difícil el ver “por dónde empezar”.
Renunciar a las tendencias actuales que pretenden diferenciar entre “libre” y “forzada”, y también renunciar a producir legislaciones que se han ido apartando del sistema abolicionista, único que posibilita un marco jurídico y teórico, para encarar la protección de las mujeres en situación de prostitución y la persecución de los que delinquen con su existencia.
Las abolicionistas pretendemos un mundo sin prostitución. Pero ello no puede ser el resultado de la represión, sino de sociedades y Estados capaces de generar puestos de trabajo y condiciones de vida dignas, vivienda, salud y educación particularmente para las mujeres en situación de vulnerabilidad social.
También entendemos que es un derecho inherente a la condición de humanas de nosotras, las mujeres.
Y no luchamos por obtener premios, en todo caso, que se dediquen a implementar Políticas de Estado. Y claras.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Todas juntas, encontradas.

Poco y nada se comentó acerca del vigésimo cuarto encuentro de mujeres en Tucumán la semana pasada. Haciéndole justicia no sólo a este encuentro, sino a la historia de los encuentros, pocas noticias que emanan más de compañeras de militancia periodistas que de los medios para los que trabajan.

Salvando esos casos, sólo algunos comentarios en blogs o páginas web con poca difusión, alguna nota en medios gráficos nacionales haciendo hincapié sólo en el tema más álgido: aborto, y las discrepancias que generó entre la gran mayoría de las mujeres que asistieron y un grupo minoritario de mujeres enviadas por la iglesia a “defender” la vida. O la subsistencia de la institución para la que operan.

Parece increíble la disparidad de fuerzas que genera el poder: una mayoría queda sin voz, en manos de una minoría que tiene todo a su disposición para hacerse oír, ver y sentir. Hombres católicos esperando afuera a modo de patovicas, llamando a la policía para que interviniera dentro de los talleres. La mayoría de las mujeres, obviamente furiosas por las consignas de estos grupos provocadores, y un “mensaje” final que refuerza el estereotipo patriarcal de que las mujeres “somos todas locas”. Locas como una cabra…

Algunas militantes con la sensación de que no pudieron evitar lo previsible, y haciéndose críticas acerca del modo de organización que ven como incapaz de frenar estas situaciones. Con la sobreexigencia que todas las mujeres tenemos para con lo que emprendemos. Lo que hacemos, siempre, debe ser lindante con la perfección.

Y creo realmente que debemos estar orgullosas de lo sucedido. Los antagonismos existen siempre que hay una voluntad colectiva sólida y férrea. No tenemos que asumirlos como fallas de previsión, son parte de nuestra lucha.
También debemos mostrar con orgullo que hemos sido capaces – en todos estos años- de mantener un espíritu de los encuentros inalterable: desde su nombre “encuentro” en adelante, todo apunta a una manera de ver la realidad y de construir que es alternativa al patriarcado.

Mujeres que nos encontramos, y nuestras voces fluyen entre pares. Algo inédito. La diputada con la campesina, la de un movimiento de desocupados con la de un pueblo originario, la académica con la piquetera, la prostituta con la estudiante, la lesbiana con la artista, la política con la sindicalista. Todas juntas, construyendo un relato común de nuestras experiencias en tanto mujeres.

Todas por la causa de todas… díganme si no es suficiente para que los modelos de dominación se sientan interpelados o amenazados.

No se puede describir lo sucedido en Tucumán como una lucha entre mujeres que están a favor o en contra del aborto.

O titular, como lo hizo una página informativa “Tucumán dijo no al aborto”.

Muchos talleres trabajaron en muchos temas cuyas conclusiones no fueron publicadas. En realidad, ni siquiera los temas de los talleres tuvieron difusión.

Las mujeres que participamos del movimiento no vamos por un reformismo conformista de alguna que otra ley que nos conceda algún que otro derecho negociable. Reformismo que puede llegar a ser hasta conservador.
Vamos por la construcción de un mundo más justo.

martes, 6 de octubre de 2009

No llores por mi, Bergoglio.

Un pobre.
La fiebre no me deja terminar de despertar. De fondo, un canal de estos independientes de “información al servicio de una comunidad no organizada” machaca con las declaraciones del Cardenal. Y sueño con hordas de gente gritando y grafiteando que mejor no, que no los defienda él. Justo él.En un hotel de lujo, comiendo a modo de tentempié más calorías de las que seguramente ingerirá un pobre en unos cuantos meses, rodeado de caraduras de la talla de Hilda González, Roberto Dromí y Francisco de Narváez, se lanzó con un análisis político-económico de la realidad vista, por supuesto, desde la moral de su Iglesia.Tal vez haya incorporado el concepto de que nominar un problema constituye el puntapié inicial para resolverlo. Pero llega tarde…Nominado, nombrado, puesto en palabras el asunto ya está, desde la Biblia: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos”.Tal vez crea demasiado en el carácter y la función preformativa de la lengua. Es decir, algo parecido al “hágase la luz, y la luz se hizo”. Por ahí cree que diciéndolo se soluciona, algo así como un “dogma de fe”.Pero no creo. No puede ser que un Cardenal no tenga registro de los miembros de su Iglesia que dejaron y dejan su vida combatiendo la pobreza…con menos pereza. Con compromiso político, no politiquero. Desfilan por mi fiebre las caras de Mujica, de Miguel, de Angelelli, de Marta Pelloni, de Farinello, y cientos de caras más de los que se juegan –con más o menos razón- por una causa. Pero ninguno como ellos ha sido invitado a disertar en este encuentro de universidades pre-pagas…digo, privadas.Ellos - que también compartieron o comparten el diagnóstico, aunque seguramente no el tratamiento- quedan jamás reivindicados, excluidos de su propia causa… ¿o será que no se trata de la misma causa?.Porque si repaso en mi memoria, no encuentro ni durante la dictadura, ni durante la década del ´90 una producción tan prolífica de documentos de “denuncia de la gravedad de la situación social”.Convengamos, entonces, que no son ingenuos si hablamos de política. Menos aún neutrales, porque quedan claramente posicionados a favor de un bando. Que ya tuvo sus oportunidades, y fue partícipe necesario del “escándalo de la pobreza” que hoy denuncian.La pobreza que hoy nos duele, es producto de años en los que no escuché que como institución denunciaran lo que se estaba gestando.Mientras el terrorismo económico de los ´90 dejaba sin futuro a miles de niños argentinos, los derechos del “niño por nacer” constituían sus desvelos. Mientras las migraciones a que dio lugar la economía globalizada dejan como consecuencia- entre otras varias- un aumento atroz del número de mujeres víctimas de trata, neutralizan las voces que desde la Iglesia denuncian esta atrocidad. Prefieren seguir “perdonando” a las prostitutas, lavándoles los pies o dándoles una limosna. Perdonándoles la culpa. De ellas, de nadie más.Besando, si no, a un enfermo de Sida. Mientras dejan sentada su postura en contra del uso del preservativo.La pobreza es un escándalo. Y una vergüenza compartida. Demuestren cuán piadosos pueden ser no usándola como argumento político.Recurran a otro…menos doloroso.