martes, 3 de marzo de 2009

Pocas novedades en la semana...



De cómo pasó de diva a política Susana.


Los movileros no pararon de correr a pesar del calor. Corrieron tratando de ver de qué modo saludaba la Presidenta al Vice, si le hacía un piquete de ojos o algo por el estilo.
Por ahí no hubo demasiada noticia resonante, salieron también corriendo a buscar a “Su”, para que en conferencia de prensa dejara claro que en este país, cualquiera puede dictar cátedra sobre lo que se le ocurra. Será que el machismo imperante hace que los dichos de una rubia –tarada según los mitos- carezcan de trascendencia ya que se la considera inimputable. A Calamaro, varón por cierto, una mera expresión de preferencia lo llevó a ser juzgado por apología del delito.

Susi Cadillac, consternada por el asesinato de un colaborador, se puso en el centro de la escena como si le hubiera ocurrido algo a un ser muy cercano, y usó el micrófono no para interpretar el papel de ingenuota con el que deleita a nuestra teleaudiencia, sino para lanzar una arenga política que causa escalofríos.

Dice estar obligada a hacerlo, ya que su voz es la del ochenta y cinco porciento de los argentinos que no tienen acceso a micrófono. La representatividad que se auto atribuye, la lleva a expresar que la responsabilidad es del gobierno, tocar sucintamente la relación entre exclusión social y consumo de drogas, definir a la preocupación por la vigencia de los Derechos Humanos como “estupidez”, para finalizar clamando por la implementación de la pena de muerte.

Aclaro que si considerara que semejante porcentaje de compatriotas pensara en ese sentido, estaría buscando pasajes para Mozambique, ya que no habría nada que decir al respecto.

Otra vez quedará en la memoria colectiva mediante un “shock”, esta vez más lamentable.

Ojalá hubiera usado su popularidad y acceso al micrófono para denunciar los delitos que cometió la dictadura militar de los `70 – tal vez no pudo por tener amistad con gentes allegadas al poder de entonces.

Ojalá en la década del `90 hubiera usado ese micrófono para denunciar el vaciamiento del país – tal vez no pudo por el tiempo que le llevaba realizar inversiones en Miami.

Ojalá se pudieran tomar sus afirmaciones como “de quien vienen”, pero sucede que va a continuar teniendo acceso a un micrófono y a un rating que asusta. Que no nos suceda que desestimemos su poder de inducir a la opinión pública. Que las rubias son taradas es un mito más del patriarcado.

Prof. Delia Añón Suárez