El mencionado economista escudado
en el “prestigio social” de la ciencia que investiga, se lanza con una columna
de opinión en la edición del diario El Día del 16-12, que se hace imposible
dejar pasar sin responder.
Porque nos pasamos la vida
reclamando diálogo, escuchar al otro, etc., pero no es lo que se practica
generalmente desde los medios más poderosos. El diario aludido lleva meses
luchando por legalizar la prostitución desde diferentes estrategias, y jamás vi
publicado nada que plantee un debate sobre la cuestión, que interpele la visión
que evidentemente el medio sustenta.
Resulta escalofriante que alguien
que se presenta como “investigador visitante del Centro de Estudios
Distributivos y Sociales” sostenga las barbaridades que enuncia, que marcan una
evidente falta de conocimiento de las ciencias sociales, indispensables para
abordar “la cuestión social”. No digo que adhiera a algunas visiones:
simplemente que las conozca y, en todo caso, interpele.
El Señor tiene una contundente
postura ideológica que tiñe toda su argumentación: desprecio por los más
humildes, misoginia, la clara convicción de que las mujeres se explotan a sí
mismas, lucha por un Estado que tutele a los que él visualiza como incapaces de
luchar por sí mismos, una visión positivista de las ciencias, una excesiva fe en el Dios Mercado, y una
curiosa defensa de los consumidores.
Yo jamás diría que “las mujeres se prostituyen”. Ni que “es más fácil proteger y cuidar a los que participan
de una actividad cuando ésta es pública, legal y transparente”. Tampoco
afirmaría que “incluso Doña Rosa”
puede entender el funcionamiento de las leyes de la oferta y la demanda: Sr,
Doña Rosa no es tonta ni por mujer, ni por poco escolarizada… ¿O es Ud.
partidario de la opinión “calificada”? ¿Quién/es tiene/n para Ud. una opinión
que merezca ser respetada? Se ve que a su entender la Presidenta de la Nación no, porque no
contrató a alguien como Ud. Porque la decisión de ella al prohibir la oferta de
servicios sexuales en los diarios fue POLÍTICA, mientras Ud. pretende
convencernos de que sus ideas no lo son: las presenta como “científicas”, por
lo tanto incuestionables y “verdaderas”. Nada más político que lo suyo, Señor.
Pero agazapado, escondido detrás de las polleras de “LA ciencia”.
¡Si hasta intenta legitimar su
ideología recurriendo a ejemplos de la zoología para enchufarnos su mirada
naturalizadora, esencialista y biologicista de los procesos sociales!
Ninguna reflexión le genera
“tirar el dato duro” (en números, como a esta gente le agrada hacer) de que 16
millones de varones consuman prostitución. Este “dato” no se pone en cuestión.
No nos preguntemos como sociedad qué puede estar pasándonos que tantos varones
necesitan consumir cuerpos de mujeres mayormente como si se tratara de autos,
celulares, o bebidas energizantes.
Porque en realidad, ninguna
cuestión de género está a su alcance interpretar: sostiene que “los hombres
también” ejercen la prostitución. Ahí decide no analizar cifras, seguramente
porque la cifra desbarataría su andamiaje justificatorio y legitimizante de la
actividad. Tampoco parece saber que los clientes – yo los llamo prostituyentes
– de esos varones son básicamente otros varones. En otras palabras: las mujeres
mayoritariamente no prostituimos personas, no requerimos de ese servicio,
estamos fuera de sus amadas leyes de oferta y demanda. Un “datito menor” para
interpelar nuevamente esta cuestión social.
En síntesis: agradezco que la Presidenta de la Nación no “contrate” – como
Ud. sugiere – a personas con su ideología. Porque está en las antípodas de la
nuestra que, por cierto, cuenta con varios economistas en sus filas.
Economistas que saben que su
ciencia está sujeta a una visión política del mundo social.
http://www.eldia.com.ar/edis/20121216/La-profesion-mas-antigua-opinion1.htm
1 comentario:
Me das esperanza Delia! Gracias por tu labor!
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