miércoles, 5 de diciembre de 2012

Reflexiones sobre reflexiones



Los obispos y su agenda política


El jueves 29 de noviembre, la Iglesia Católica, a través de sus obispos; presentó su documento navideño. Sí, ese que anualmente emiten alrededor del 20 de diciembre de cada año. Este año con adelanto…Aunque atrasa…

Su texto articula el pensamiento de la más rancia derecha en el país, opositora al actual gobierno. Por eso en esta ocasión me parece amerita detenerse un poco más en su contenido.

La mayor parte del documento critica o advierte acerca de políticas directa o indirectamente de género, logradas - o instalado el debate para su logro- merced a la inclaudicable  militancia feminista: alerta sobre la posibilidad de que las mujeres podamos decidir en caso de embarazo, desconoce el matrimonio igualitario, se oponen a la educación sexual y a la práctica política en escuelas. De los seis ítems a tener en cuenta, tres de impacto directo en nuestra causa. Los otros tres, apuntan a la inseguridad en general, a los temores difusos, y a terror concreto acerca de que la sociedad se divida por asumir posturas irreconciliables. Que también – como decía, indirectamente – impactan sobre nuestra causa porque somos parte de las cosas que hay que temer.

Zaffaroni reconoce el domingo 2 de diciembre, en una entrevista concedida a Tiempo Argentino, la importancia del movimiento feminista y sus logros. Pero no basta con su reconocimiento aislado. Creo que todos los que apoyamos este modelo de país debemos asignarles a estas banderas de lucha el carácter de central que revisten.

Tenemos una derecha muy mal representada si pensamos en términos de dirigencia. Son una banda de personas que adhieren por razones muy diversas a una oposición feroz, cuyo único antecedente en mi memoria fue la Unión Democrática. Sin embargo, pueden como colectivo articular demandas, coincidir en seis puntos básicos, que la Iglesia presenta ante la sociedad pero a los que toda esa gente adhiere.

La porción de la izquierda que los acompaña tendrá dos caminos: seguir haciéndolo aquellos que creen que “cuanto peor, mejor”, que se llegará así más pronto al grado cero para que la revolución arranque. Huir despavoridos los que aún puedan acompañar ese rejunte de buena fe, aunque ella no los exime de responsabilidad en su incapacidad analítica.

Y volviendo a la centralidad que la derecha confiere a estas políticas, podemos repensar los que militamos este modelo el lugar secundario o contingente – según prefieran nombrarlo – que les asignamos habitualmente a las políticas de género inspiradas en los reclamos feministas, tantas veces postergadas para mejor ocasión.

Porque del carácter promotor de la transformación cultural que perseguimos, nuestro adversario no duda. Y nunca se debe menospreciar al adversario.

1 comentario:

Zippo dijo...

Maten al adversario. Maten a todos los hombres. Eso es bien progre...