miércoles, 24 de junio de 2009

Sobredosis de TV.

A través de los diferentes discursos, se crean identidades…fijas, estereotipadas. Identidades que, muchas veces, terminan creando fronteras y fomentando odios. Y la tele, ahí hace lo suyo.
En esta campaña política que transcurre, por ejemplo, las identidades de “ciudadano”, o de “consumidor” de otras anteriores, han sido reemplazadas por la de “víctima virtual”: puro sujeto de derecho, con sus obligaciones postergadas.

Pero veamos algunas pastillitas que la tele nos presenta en la conformación de la identidad de las mujeres e identidades de género. Veamos si se las intenta instaurar para su respeto y reconocimiento…o cómo las fronteras de las que hablé al comenzar. También veamos si el mero hecho de hablar de lo que antes no se hablaba realmente interpela o no las creencias ancestrales.

La tele hoy se muestra abierta a hablar de diferentes sexualidades. Sin embargo y pese a que celebramos visibilizar lo oculto, no sé hasta que punto ese mostrar interpela a los sistemas de dominación vigentes: patriarcado y capitalismo. Por un lado no se visibiliza la homosexualidad femenina tanto como la masculina, y, por otro, los reclamos al respecto son de carácter más vale liberal; es decir, de inclusión en un sistema que no queda puesto en cuestión. Con placa de anuncio importante, dijeron: “Conmovedor discurso político de Sean Penn en entrega de Oscars. Pidió por el matrimonio gay.” Al escuchar lo de “conmovedor discurso político” sin dudas, muchos esperábamos algo más radical.

Las mujeres y sus problemas también pasaron a ser parte de la agenda “informativa”, pero aún con los estereotipos hegemónicos caducos que reproducen nuestra identidad de “locas, víctimas, capaces de dar todo por amor, capaces de desencadenar pasiones, etc.” Ejemplos de la tele en los últimos meses abundan. Titular: Pasiones que matan. Obvia alusión a mujer muerta por su marido. Como se ve, morir de “amor” sigue vendiendo…
Otra pastillita: notero suelto por el barrio de una señora que había matado al marido. Un vecino cualquiera entrevistado, declara que “¡La vieja deliraba! Decía que su marido era un violador que se metía en su cama…”
Como verán, el shock de amplitud mental en el que nos quieren hacer creer que vivimos, aún considera que hablar de violación dentro del matrimonio es delirante.
El “hijo cosa” que toda mujer que se precie “debe” desear, tampoco queda fuera de la tele. En el último mes, haciendo zapping vi que tres exitosas profesionales al ser entrevistadas –en programas de diferentes estilos- no escapaban a tener que contestar si “les faltaba algo”. Algunas, con cara de desconcierto, supongo repasarían su lista de electrodomésticos mentalmente a fin de poder entender qué era exactamente lo que se les preguntaba. Inducidas de todos los modos posibles, terminaban por admitir que “un hijo” les faltaba, en dos de los casos creo que la respuesta obedece más a la necesidad de ser correcta que a un deseo real. Aún hoy, ninguna mujer que aspire al respeto y reconocimiento puede admitir públicamente que la maternidad no figura entre sus metas. Si no lo creemos, veamos que comentó un periodista ante el caso de una de las dos mujeres que murieron el mismo día en el hospital de Rosario por abortos clandestinos: “Como no lo quería (al hijo), el marido no sabía nada”. Ni siquiera intentó indagar acerca de la situación social de esa pobre mujer, porque el solo hecho de haberse negado a tener un hijo operaba en este periodista como justificativo del fatal desenlace.

Desde que nos asumen como consumidoras, también nos vemos representadas en la tele, a través de múltiples publicidades generalmente de productos que “nos corresponde” consumir por la dichosa división sexual del trabajo: detergentes, limpiadores, comidas nutritivas para la prole… Pero hace poco, apareció una de ¡un auto! Igualmente, el slogan nos remitía directamente a los roles históricos: era “el NUEVO objeto de nuestro deseo.” Ya suena más desafiante.

Las diferentes identidades sexuales también pretenden incluirlas, aunque a decir verdad sólo he visto programas sobre travestis. La pretendida actitud “progre” tampoco queda clara porque siempre se alude a ellas como prostitutas, como si en esa realidad se agotara el tema. Insisten en el uso del femenino para mostrar esta amplitud de criterio, o tal vez para tranquilizar a los hombres que disfrutan con ellas a fin de que no se vean obligados a preguntarse por su sexualidad, que sigue siendo representada por la histórica dicotomía activo-pasivo. La tele sigue diciendo cosas tan absurdas como “que son mujeres atrapadas en cuerpos de hombre”; pero resaltando que se defienden de alguien que les falta el respeto “a las piñas, porque tienen huevos”, o qué los hombres buscan en ellas “lo que sus mujeres no tienen”, que se me ocurre podría ser un pene.

Como ven, mostrar diversas identidades no necesariamente significa respetarlas.

miércoles, 17 de junio de 2009

Similitudes.

Para el feminismo queda ya bastante claro que las teorías marxistas por sí solas no pueden dar cuenta de una opresión tan generalizada como la de las mujeres. Ya desde el vamos, la categoría de clase nos queda incómoda, porque la sola diferenciación entre clase “natural” y “adscrita” deja tambaleando la idea de que nuestras luchas como colectivo se correspondan unívocamente en lo teórico a una lucha de clases.Sin embargo, son varios los datos de la realidad discursiva que vistos desde la perspectiva marxista aportan a creer que las luchas tienen puntos de contacto, y que imponen pensar en construcciones de sentido similares.Un punto de contacto que percibo diariamente es la de “unidad de intereses” trasladada al plano discursivo. La atomización de los intereses dentro de una misma clase sigue siendo hoy tema de preocupación y debate en el seno del marxismo, del mismo modo en que constituye un tema nodal para las agrupaciones feministas y todos los demás movimientos de mujeres.En efecto, en lo cotidiano las mujeres nos encontramos con la “chicana” de que no todas pedimos lo mismo, ni defendemos los mismos intereses. Y yo me pregunto por qué siempre a nosotras se nos exige tantísimo, en un mundo en el que se ven múltiples dificultades para unificar los intereses de lucha, hecho que de ningún modo debería invalidar los reclamos.Otro punto de coincidencia en el tratamiento por parte del poder neoliberal globalizado y con pretensiones globalizantes es el discurso del posible ascenso en función del éxito o el esfuerzo individual. Se nos muestra a Tévez vivado en un estadio de fútbol inglés, emergente de Fuerte Apache, promesa de que sólo un poco de suerte mezclada con otro poco de talento bastan para cambiar de condición. Estos emergentes, de los que conocemos varios, se convierten en íconos de que las políticas liberales brindan igualdad de oportunidades. Que lograrlo sólo está en nuestras manos.El mismo tratamiento discursivo se da en el campo de la igualdad de oportunidades para las mujeres: nos presentan por aquí y por allá a mujeres que han accedido a puestos de poder o toma de decisión, como para convencernos de que las que no llegan es sencillamente porque no lo intentan. En este sentido, proliferan los libros de auto-ayuda que pretenden reforzar la idea de que “todo lo posible está latente en nosotras”.Y sí, en este punto, hay que pensar en construcciones de sentido similares tanto para las luchas de clase como para las de las mujeres. La misma necesidad de encontrar un discurso que articule todos los posibles intereses de los diferentes sectores es indispensable en este momento en el que tantas demandas históricas siguen sin respuesta.

Prof. Delia Añón Suárez-.

martes, 9 de junio de 2009

La desfachatez al rojo vivo.


De Narváez, en conferencia de prensa, dice como si tal cosa que no se presentará a declarar ante la justicia porque el juez “no le gusta” y para hacerlo se escudará en sus fueros por un lado, mientras sus abogados pedirán que al juez en cuestión se lo retire de la causa.
Los periodistas que presentan cada cinco minutos la noticia, nada comentan al respecto.
Yo creo que si hay que comentar. Me parece sencillamente inadmisible que un legislador nacional obre de este modo. No quiero pensar las consecuencias que podría tener que los ciudadanos que no tenemos fueros siguiéramos su ejemplo y nos comportáramos acorde con los patrones de este señor.
Lo que hace, como poderoso que es, es decirnos a boca de jarro que a él no lo alcanzan los procedimientos habituales del estado ni sus controles, que no lo comprenden las generales de la ley. Y todos lo sabemos, pero escucharlo haciendo alarde de ello es demasiado.
En la misma línea de razonamiento que utiliza, puede dejar de pagar impuestos porque no le gusta como se invierten, pasar semáforos en rojo porque considera que la intersección dónde se ubican no es la que le agrada, tener sexo con menores porque sí le agrada, no concurrir a las sesiones de diputados porque le resultan aburridas, no sacar el registro de conductor porque sabe de alguien que lo compró entonces es inútil, comprar un título universitario porque la educación es floja y no le gustan las materias que debe cursar y por lo tanto da lo mismo, en fin…
Las “garantías” que dice no tener respecto del juez que necesita indagarlo tal vez existan: quizás este ante alguien que no puede garantizarle la impunidad a qué su clase social lo tiene acostumbrado.
Tal vez sea hora de empezar a mostrarle a nuestro querido pueblo aquello que reza la Constitución Nacional: que todos somos iguales ante la ley.

La república, las instituciones, el consenso, el populismo, el género, la inseguridad.

Los significantes vacíos.


Cuando lo ideológico se empieza a esfumar, las campañas políticas pasan a perder interés y los discursos reiterados adquieren dimensión lúdica…o no tan lúdica si pensamos por un segundo lo que podría hacer cierta gente teniendo la responsabilidad de gobernar.

Como ya nadie puede obviar el carácter democrático y legítimo de quienes nos gobiernan, le han encontrado un giro discursivo a la cosa para intentar deslegitimizar a los gobiernos populares: no respetan a la república ni a sus instituciones, dicen.
Más allá de que quienes lo dicen han apoyado dictaduras o participado de procesos electorales en que el partido mayoritario estaba proscripto, la falta de memoria generalizada hace que esas frasecitas pasen casi inadvertidas. Que no hay división de poderes, que la justicia no es independiente… Lo que resulta alarmante es que esta vez, han salido a meter miedo a la población con la posibilidad de fraude. Intentan instalar una paranoia que supongo derivará en que algunos ciudadanos que le creen a los medios se aferren a la urna y no la dejen hasta constatar que su voto si está adentro, y es de la opción que él tomó.
Y no lo dice cualquiera: lo dicen quienes ya han sido electos por el voto popular. Un legislador actual, candidato por la provincia, dice en un spot publicitario que “los votos los contarán los mismos de siempre”. ¿Se refiere a los que los contaron cuando él fue electo? ¿Insinúa que su propia elección fue fraudulenta? Ni se dan cuenta de lo que dicen y lo que sugieren, porque se han subido todos a la calesita de las palabras huecas. No se dan cuenta de la violencia que pueden desencadenar sus dichos, cuando después, con caras de nada, repudian por ejemplo el ataque al gobernador. El riego de hablar citando frases vaciadas de significado radica justamente en no detenerse ni siquiera quien las emite a pensar en que podrían generar sus dichos.

La “apertura al diálogo y la búsqueda de consensos” ya son parte del folklore popular, y pocos logran ver lo grave que sería poder consensuar todo ya que ello demostraría a las claras la falta de rumbo político. Si “charlando todo se arregla”, supongo que Ghandi hubiera abandonado su lucha, o tal vez Luther King habría negociado que los negros no estudien pero sí viajen en transportes públicos. El tan alabado consenso del que hoy se habla, la mayoría de las veces huele a transa, y no a favor del pueblo sino de los que “consensúan”. Otra vez, ir al fondo de lo que se panfletea para ver qué se dice no estaría de más.

La inseguridad también quedó así, despojadita de cualquier posibilidad seria de entender de qué se está hablando cuando se la nombra; lo mismo que “el género” y “los populismos”. Con los asesores de campaña recomendando hablar de “políticas de género” hemos logrado legitimizar e institucionalizar la subordinación de las mujeres en una gama de acciones y políticas públicas que de habérsenos ocurrido, hubieran hecho que desistiéramos antes de proponer el uso del término. El espíritu de la ley de cupos bastardeado, asociaciones de varones por la equidad que ya tienen más apoyo que las mujeres, travestis ocupando en listas electorales el espacio mísero asignado a las mujeres. Y sí, vaciar de sentido trae riesgos a unas, beneficios a otros.
Y la última que acuñaron, a modo de cuco, es el “populismo”. Intento desesperado para que nadie ose criticar al neoliberalismo, cualquier gobernante que atine hacer algo que cuestione la libertad de acción de los mercados merecerá ese mote. Y el término en sí, no se debate, dando por sentado que tiene connotaciones negativas. Y punto.
Tal vez respirar hondo y tomarnos un tiempo para rever el sentido de las palabras, nos haría avanzar con más claridad.

martes, 2 de junio de 2009

Nena queda mucho por andar…

Top informativo de las cuatro y media el viernes pasado. Las noticias, como siempre, como desde siempre, presentadas en forma aislada como si se tratara de cuestiones que no tienen relación.

La primera “noticia” son las declaraciones del cardenal Antonio Cañizares, una de las principales personalidades del Vaticano, afirmando que "no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios", refiriéndose al abuso sexual y la pedofilia; con “millones de vidas destruidas por el aborto". Aclaró que los abusos “son condenables” pero que afectan a menos niños que el aborto; para rematar con otra genialidad: "quitarle la vida a uno es más grave que originarle unos traumas".

Espeluznante, tanto como los comentarios cero por parte de quienes difundieron la noticia. Más tarde sí pude escuchar algunas reflexiones acerca del tema, pero todas centradas en los niños. Las mujeres, olvidadas como siempre. Y al final, la cosa se reduce a una pregunta sencilla: ¿creen la Iglesia, los conservadores y la derecha que una mujer que tiene que abortar debe ir a la cárcel o no?

Porque a simple vista, parece que lo dicho fuera una contraofensiva amenazante: si los abusadores terminarán presos, las mujeres que abortan también.

Y que quede claro que considero loable que se hayan empezado a preocupar por los niños, pero no me resulta creíble en una sociedad que consume pornografía infantil o apoya programas como el de Tinelli en el que niños y niñas se ven expuestos a “lucirse” en vestimentas que nada tienen que ver con los intereses de su edad, y a moverse con una sensualidad patética copiada del modelo de seducción adulto y patriarcal.

Segunda noticia. En la página del Arzobispado de Madrid apareció un artículo del jefe de redacción, Ricardo Benjumea, titulado "La violación, ¿fuera del Código penal?". El autor afirma que "cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal".
Otra genialidad que desarrolla sugiriendo que la mujer violada tiene el mismo derecho a denunciar que cualquier otra persona que ha sido “forzada” a divertirse. Más allá de lo desopilante del planteo, que genera risa en primera instancia, es abrumador ver como va por el mismo camino que la noticia anterior: el tema en cuestión que desvela a la Iglesia es la cantidad de hombres que pueden ir presos por “culpa” de las mujeres. Y acá se conectan con el discurso medieval de la “falta de virtud y decoro” de las mujeres, y su consiguiente capacidad de “hacer el mal”.
Y para el postre, la municipalidad de Santa Rosa emitió una ordenanza con el objetivo de combatir la trata de personas para explotación sexual: prohibió el funcionamiento de whiskerías y cabarets en toda la ciudad. También genera risa el escuchar que recién caen en la cuenta de que en realidad estos “negocios” son pantallas de prostíbulos. Y aclaran que desean ponerse a tiro con la legislación nacional que prohíbe el proxenetismo.
Pretender acallar la voz de la conciencia con este tipo de medidas me parece que ofende a nuestra inteligencia. Esos locales, sabemos, funcionarán de todos modos no sé dónde ni bajo que figura que crearán ad-hoc. Y el unificar criterios con la legislación nacional vigente ratifica que lo que hacen no va al fondo de la cuestión: uno puede abrir cualquier diario de cualquier punto del país y encontrarse no sólo con direcciones de prostíbulos, sino también con fotos de la “mercadería” que ofrecen. Miles y miles de mujeres a las que una sociedad prostituyente obliga a subsistir e fuerza de ser violentadas y humilladas.
Como decía aquel rock, nenas…queda mucho por andar.