lunes, 22 de febrero de 2010

Lo que esconde la Burka.

Develando mujeres.



A mi modesto entender, sólo esconde rostros de mujeres…todas diferentes. Algunas, supongo, la llevarán con gusto, otras no tanto.
La Unión Europea –con Francia a la cabeza- insiste en debatir si debe o no admitirse su uso por parte de las mujeres islámicas que viven allí. Las líneas argumentativas se cruzan de derecha a izquierda causando enorme asombro por parte de los periodistas que abordan la cuestión. Son incapaces de ver que el respeto reverencial por el patriarcado es el elemento de unión más fuerte que existe entre las diferentes ideologías.
El indudable tufillo xenófobo que el debate adquiere, y la eterna visión occidental y cristiana que considera que el único modo de vida posible son sus “repúblicas libres”, y que los únicos íconos respetables son los que ella impone quedan burdamente expuestos cuando los funcionarios encargados de llevar la medida adelante declaran a viva voz que el hecho de usar burka debe constituir un impedimento para la obtención de ciudadanía de aquellas mujeres que la tramitan, ya que su uso representa – según estos verdaderos fundamentalistas - un claro repudio a los ideales republicanos que los países miembro de la Unión Europea creen tener el honor de cristalizar mejor que cualquier otro país del mundo.
Pero no quiero detenerme en el tema de la jerarquización de pautas culturales, sino en el tema mujeres. En cómo quedamos las mujeres paradas en este debate. En el efecto propagandístico que tiene para con nosotras las occidentales.
En el rastreo nada pretencioso de tener valor estadístico que realicé acerca de las tomas de posición respecto al tema, me encontré con un predominio de voces de varones analizando la cuestión. Pero lo peor del caso, es que las pocas voces de mujeres también sonaban masculinas en esto de atribuirse “la postura” correcta y la representatividad de todas las mujeres que da lugar a que en nuestros tiempos se hable de “la mujer” como extracto concentrado único, con una esencia compartida por todas nosotras que hace posible que se nos aluda en singular. En este caso, “la mujer” de la que se habla es “la islámica”, también como si existiera una sola manera posible de ser mujer que practica ese culto.
El efecto disciplinador que tiene este debate para las mujeres occidentales no puede dejarse de lado: aparecen por Europa feministas que se oponen fervientemente a que se oculte el rostro de sus congéneres, esgrimiendo su postura con una especie de superioridad. Como si sobre nuestros cuerpos y nuestras caras no se impusieran mandatos tan terribles para nuestras subjetividades como los que se les imponen “a las otras”, las que “no son nosotras”.
Es de algún modo querer convencernos de que –después de todo- a nosotras no nos va tan mal…. Jamás nos encontramos con estadísticas acerca de cantidad de mujeres violadas en los países islámicos, ni con cifras que nos muestren la cantidad de femicidios anuales de cada uno de ellos. Si se nos envían cadenas por mail y alguna vez vemos por televisión o publicado en algún medio gráfico que alguna mujer islámica está por ser “apedreada por adúltera” como si ello constituyera en esos países una práctica habitual por un lado. Como si en nuestros países las mujeres sospechadas de adulterio no fueran ejecutadas también por sus parejas bajo el manto de una cultura que lo tolera por otro.


En toda esta discusión, ¿dónde se menciona que las mujeres somos seres pensantes, capaces de tener opinión propia y decidir sobre nuestros cuerpos y el modo de vestirlos?
Dónde queda –para estos países adalides de la democracia – el respeto por la voluntad y libre elección de todo aquello que constituye “lo otro”, “lo diferente”.
Indudablemente, el modo en que han asumido a través de los siglos su “misión” en el mundo indica que son los encargados de liberarlo de cualquier clase de tutela que no sea la tutela ejercida por ellos mismos: un claro intento por lograr que las mujeres pasen de cumplir los mandatos del Islam a cumplir con los de occidente.
Dejando siempre muy en claro, eso sí, que las mujeres somos incapaces de ejercer nuestra voluntad. O de hacer escuchar nuestras voces.
Constituimos algo así como la infancia de la humanidad. No por nada ante una catástrofe gritan “las mujeres y los niños primero”: somos el objeto incapaz de cuidarse por sí solo o de tomar decisiones.
En lo personal, ya no me cuiden más…

2 comentarios:

Isabel de City Bell dijo...

Salaam, Delia. un placer la reunion de hoy y haberte conocido.

Bueno... El tema es amplio, da para hablar mucho, pero básicamente coincido en un todo con lo que decís.
Desde el punto de vista religioso, el mandato es unánime. las cinco escuelas de Fiqh islámico (cuatro de rito sunni, una de rito shia) consideran que lo que la mujer obligatoriamente debe cubrir es todo el cuerpo EXCEPTO CARA Y MANOS. (ojo, que el varón también debe cubrirse).

Todo lo demás es una variación cultural y/o adhesión a la sunnah (tradición, dichos o actos realizados por el Profeta y sus Compañeros y familiares allegados). Las esposas del Profeta eran las únicas sobre las cuales pesaba la obligación de llevar burqa.

De ahí en más, muchas consideraron sunnah imitarlas, y comenzaron a usar variaciones del atuendo. el velo que cubre el rostro, pero deja los ojos al descubierto se llama niqab. Por la misma razón, no es inusual que una shia iraní, que no usa ni burqa ni niqab, se cubra parcialmente el rostro con el chador cuando habla con un varon, quien a su vez debe apartar la vista (la mujer tampoco debería mirarlo, pero no es realmente obligatorio, sobre todo en relaciones maestro/a alumno/a).

Entonces tenemos que la burqa y el niqab no son obligatorios. Son una preferencia en honor del uso de las mujeres cercanas al Profeta, que vivieron en los primeros años del islam. En el islam, toda practica que perjudique la imagen del mismo, siempre que no sea obligatoria (como el rezo), pasa a ser considerada makruh (desaconsejable, detestable) y hasta haram (prohibida). Considerando que la burqa da excusa al racismo y la persecución xenófoba, hay sabios que consideran que su uso (el de la burqa o el niqab) es prohibido en estos países (Francia, Holanda, España).

Esto desde el punto de vista estrictamente religioso. También es razonable que debido a razones de seguridad, su uso sea restringido.

Sin embargo, aparte del tema religioso, donde esta la libertad de elección de la mujer? Al margen de que yo personalmente deteste la burqa (porque a la larga produce ceguera), y me moleste además porque en realidad es un símbolo de postura política en algunas (Y también de sectarismo, si se quiere), me parece que no tengo derecho a meterme en la libertad de elección ajena.

Isabel de City Bell dijo...

Soy musulmana y uso el hiyab. Amo el chador, que me resulta más cómodo que el tradicional pañuelo y túnica/pantalón, o la abaya. Pero por respeto a las sensibilidades locales, y dado que cumplo con el mandato básico, uso justamente la túnica/pantalón o la abaya, con pañuelo cubriéndome el cabello.

Es mi decisión personal usar la vestimenta islámica. Y deseo que la respeten. Por eso mismo, aunque no comparta el tipo de vestimenta de estas hermanas en la fe, defiendo su derecho a usarla.

Personalmente, me asquea la manera en que el patriarcado manipula a las mujeres para venderles lo que es mejor para ellas. Y cuales deben ser sus preocupaciones. Luchemos por la libertad de las mujeres musulmanas. Aunque ellas no quieran.

Mientras, los jefes te manosean, se te insinúan o te pasan en la promoción, en favor del compañero con menos capacidad y antigüedad, pero con veinte centímetros mas de humanidad en su zona genital que una (si, ya se, soy generosa, todo el mundo lo dice. dejémosles la ilusión, che). Mientras, los femicidios aumentan en todo el hemisferio occidental. Mientras, conquistas que creíamos permanentes, de golpe parecen amenazadas. Pero que importa! las pobres mujeres musulmanas no saben lo que se pierden al no ser vendidas como objetos de consumo!!! Ayudémoslas, pobrecitas...

Obviamente que hay mujeres a las que sus parientes varones se lo imponen (al velo). Como aca muchos parientes varones controlan donde va la hija/hermana, que ropa usan, las compañías que tienen. Hace poco mas de un año, el padre de una adolescente mató a la pareja de su hija de un escopetazo. porque su hija había elegido vivir en pareja con otra mujer. Pasó aca. No en Irak, ni en Afganistán. Y esto es lo que hay que corregir. Aca y alla. Aunque sutilmente, todavía seguimos siendo objetos a poseer, sobre los que deciden otros.

Me parece hipócrita que juguemos a las libertades violando las libertades. Que las que son presionadas, de un lado o del otro decidan por si y para si. Que familias y sociedad dejen de meterse donde no le corresponde. Ni de un lado, ni del otro.

Porque atenti, tengo una noticia para los que no están enterados: no todas las musulmanas queremos que nos liberen los iluminados de la cultura dominante.
Hay más para decir, pero será, si Dios quiere (inshallah) en otra oportunidad. :D
Salaam!