No hace mucho pudimos leer en
algún medio local que egresaba la primera cohorte de mujeres capacitadas por el
Consejo Municipal de la Mujer
en tareas domésticas, esas que el patriarcado nos asigna en forma “natural”. El
programa de capacitación incluía hasta un módulo de planchado…surrealista.
Para que quede más clara la
objeción, la capacitación no la promovía el sindicato de trabajadoras
domésticas, sino la repartición municipal encargada – entre otras cosas – de
deconstruir los estereotipos de género dominantes que terminan en la desigualdad
estructural en que vivimos las mujeres.
También pudimos leer en los
medios – porque los debates públicos de nuestra ciudad se instauran a través del multimedio local de posición
dominante – que finalmente el proyecto de expropiación la casa del cuádruple
femicida Barreda obtuvo media sanción en diputados de la provincia, y que el
municipio la entregará para su administración y gestión a dos ONGs lideradas
por varones. Uno de los varones en cuestión, declaró que desea hacer un
“museo”, donde tal vez se le ocurra exhibir estatuas de cera de las asesinadas
a modo de ejemplo disciplinador. Para que las mujeres comprendamos aún mejor
qué nos puede suceder si no acatamos los mandatos de obediencia.
En ningún momento el municipio
manifestó interés en que allí funcione el Consejo de la Mujer de su propio
organigrama. Mucho menos en invitar a todas las ONGs y agrupaciones
pertenecientes al movimiento de mujeres local a dar su parecer y, eventualmente,
usar ese espacio como un lugar de memoria para desarrollar estrategias
planificadas por nosotras. No por varones que tapan nuestras voces en un
intento más por tutelarnos.
Y el diario nuevamente fue el
encargado de difundir otro proyecto inexistente que nos involucra: el de
traslado de la zona roja. Leyendo las “propuestas” de Pacharotti – basadas en
la pérdida de valor de las propiedades en cuyas zonas se ejerce la
prostitución, y en la “inseguridad” que para él la actividad genera – me puse a
buscar el mencionado proyecto.
Lo único que tiene entrada es una
nota presentada hace unos años por el sindicato de choferes de taxi,
aparentemente considerados por el Presidente del Honorable Concejo Deliberante
en expertos en urbanismo, seguridad, sociología y cuestiones de género, entre
otros saberes que deben estar contemplados en semejante debate.
Muchas personas que ejercen
cargos de importancia en nuestra Universidad Nacional, emitiendo opinión –
siempre a través del hegemónico multimedio – acerca del “proyecto” en cuestión.
Se ve que no tenemos demasiado clara la diferencia existente entre una idea y
un proyecto de ordenanza.
Nuevamente, las voces de las
mujeres ausentes, excepto la de las autoridades locales del sindicato AMMAR, que
representa a algunas de las mujeres que son prostituidas en nuestra cuidad. Tal
vez el Concejal considere que le falta opinar sobre la cuestión sólo a las
hinchadas del Lobo y del Pincha a fin de que evalúen el impacto que la medida
podría tener para el normal funcionamiento de sus actividades…
Creo, muchachas, que es hora de
que asumamos que los temas que nos rozan son políticos, filosóficos e
ideológicos. Y si nadie pareciera querer entenderlo, nosotras al menos debemos
tenerlos en cuenta en el momento de votar: que voten por este modelo aquellos a
los que este modelo de gestión de ciudad escucha.
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