sábado, 15 de marzo de 2008

Estado Genocida Vol I y Vol II.

Estado Genocida Vol. I.

Nos impusieron una forma de ver las cosas, esa minúscula oligarquía vestida de verde, bajo la nunca respetada excusa de defender a la patria, nos condenó a una historia de penurias y terror.

Sí, los militares, ese pequeño grupo que a mi juicio nunca llegó a comprender el término “nacionalismo”, y que para colmo, siempre se creyó dueño de la verdad, dio por tierra con un gobierno democrático y popular (vocablo este último temido por los ejércitos latinoamericanos), que, pese a sus falencias, seguía adelante con un modelo de Estado que atendía las necesidades del pueblo, y que acudía al auxilio de los desamparados, para instaurar el nunca bien ponderado modelo neoliberal, que para que todos comprendan, vendría a ser algo así como el sálvese quien pueda.

Como si esto fuera poco, y para seguir enumerando algunas cuestiones, estos nefastos seres, nos instruyeron en la cultura del pánico, del no te metas, del de eso no se habla… llegando al súmmum de su “obra maestra” con la desaparición de toda una clase política que, sin duda alguna, tomaría las riendas de nuestro país, dejando literalmente yerma la clase dirigencial.

Esta pequeña reseña, escueta, nos debe llevar a reflexionar, a recordar, pero no sólo con fines conmemorativos.

El 24 de marzo, no es una fecha más; no es un día en que todas la Organizaciones de Derechos Humanos salen a la calle a pedir justicia, mientras el resto de la población se aboca a programar alguna salida para el fin de semana largo. Esa fecha, junto con los hechos que tuvieron lugar en el período antes mencionado, deben oficiar de disparadores, es decir, el recuerdo, tiene que ser utilizado como una herramienta para el futuro, para no volver a caer en lo que sin duda alguna, fue un Estado Genocida.


Estado Genocida Vol. II.

No por ya por acción, sino por omisión, el Estado nacional se sigue cobrando la vida de millones de personas. La instauración de un modelo económico-político arrasador, que beneficia a los que más tienen y abandona literalmente a aquellos que no alcanzan un cierto status, deja a cada vez más cantidad de personas fuera de la trama social. Sus efectos, lamentablemente, no son tan inmediatos como antaño, ya no son grupos pertenecientes al gobierno los que salen a acribillar con una ametralladora a los ciudadanos. Igualmente, y pese a su mediatez (sostengo que es lamentable que sus efectos no sean inmediatos, pues esta parecería ser, en la mayoría de los casos, la única forma de que la población tome consciencia), sus efectos son cada vez más palpables (polarización social, violencia, inseguridad, etc.).

Pienso que es hora de exigir como ciudadanos, una respuesta más activa por parte de quienes han sido elegidos por el voto popular, y que, evidentemente, no sólo no toman cartas en el asunto (cuando digo esto no me refiero a la implementación de “políticas parche” sino a apuntar a un modelo de país más inclusivo), sino que son serviles a los minúsculos grupos que detentan el poder. Es éste el momento, en vísperas de la conmemoración de una de las fechas más duras de nuestra historia, de que nuestros representantes refloten los ideales de aquellos valientes hombres y mujeres, que dejaron la vida en pos de sus ideas, ni más ni menos que para dejar de ser, un Estado Genocida.


Jerónimo Guerrero Iraola


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