Pululan en la modernidad globalizada intentos por convencernos de las bondades de una multiculturalidad que muchos consideran alcanzada. Sobre todo, autores europeos que se dedican a la investigación en multiculturalismo y parecieran vivir en un frasco porque ignoran la xenofobia y el racismo propios de los países desde los que “generan” conocimiento.
Y fueron suavizando las palabras. Por ejemplo, apareció en escena para evitar decir “subdesarrollado”, “primitivo”, “bárbaro” o “atrasado” el adjetivo “exótico”.
Adjetivo que no se tomaron el trabajo de buscar en el diccionario, y que nos remite a muchos más conceptos de aquel al que se lo reduce, que es el de “extranjero, peregrino, sobre todo si procede de un país lejano”. Todo lo diferente quedó bajo el paraguas protector del término exótico.
Las abundantes notas de color por parte de enviados especiales que tuvieron que llegar muchos días antes a Sudáfrica y transmitir largas horas por día, nos llenaron –en verdad nos rebalsaron- de información banal que muchas veces giraba sobre lo “exótico” del país anfitrión y su gente.
Pero “exótico” también quiere decir “extraño, chocante, extravagante”.
Interesada como estoy por la situación de las mujeres, aproveché la motivación que el fútbol brinda para tratar de aprender algo sobre la realidad de las mujeres en Sudáfrica, sabiendo que en realidad es un país rico si se quiere dentro del continente, ya que su actividad económica constituye el 25% del PBI del mismo.
Aclaración que hago porque podemos imaginar a partir de este dato, cuanto peor será la situación de las mujeres en otros países de África.
Me encuentro con datos escalofriantes: el 25 % de los varones han violado alguna mujer en su vida; el 58% de ellos más de una vez. La mayoría de las mujeres no ha terminado ni siquiera el tercer grado de escolarización. Viven inmersas en el más absoluto patriarcado, razón por la que pasan de la dominación paterna a la dominación del marido sin escalas. La violencia contra ellas está generalizada. El Sida –que hace estragos en África porque la situación de vulnerabilidad social hace que no tengan las drogas ni el estado de salud general para que se transforme en una enfermedad crónica como sucede en los países ricos- se ha feminizado. La prostitución es perseguida por prohibida, razón por la que las mujeres en esa situación no tienen derecho a reclamo alguno ante el estado.
En otro orden de cosas, voy incorporando la “información” sobre las mujeres y el mundial que aparece por los medios.
Escucho que “hay preocupación” por parte del Comité Organizador por el contingente de ¡40.000! prostitutas extra que llegarán a satisfacer esa extraña conexión que tienen los varones entre euforia deportiva y sometimiento a las mujeres. Conexión que queda claramente expuesta en una propaganda en la que el sillón de un varón que acaba de ver un partido se trasforma en una cama con dos mujeres tendidas el ella acechándolo. El slogan de remate dice algo así como que después del fútbol, nos toca a las mujeres. El Reino Unido, conmovido por esta situación, aporta un montón de condones a fin de que los clientes no corran riesgos.
Veo montones de modelos de todas partes del mundo disfrazadas con indumentaria deportiva hot, expuestas en pelotas -no con pelotas, hecho que les permitiría jugar. Y no, no tenemos permitido nada más que estar mudas, mostrando lo que se puede vender.
También vi a alguna mujer negra pobre, muy pobre, acarreando sola a cinco niños.
Y volví, como de un sueño, a revisar la segunda acepción de “exótico”. Para ver por qué puede ser que elijan esa palabra.
“Extraño…chocante…extravagante”.
Lo de chocante sin dudas lo comparto tanto para lo que revisé acerca de la situación de las sudafricanas, como para la relación mujeres/mundial que nos transmiten.
Pero lo de extraño o extravagante me hacen descartar el término exótico cuando me refiero a este tema.
“Nada de lo humano me es ajeno” dijo alguna vez alguien que no recuerdo. Como mujer, ninguna de las situaciones que describo me resulta extraña o extravagante. Ni en Sudáfrica ni aquí.
En todas partes tenemos las mismas dificultades, en todas partes sufrimos el mismo destrato. En todas partes son pocas las voces disidentes que se hacen oír.
Definitivamente. En lo que hace a las mujeres, este Mundial no es exótico.
1 comentario:
Estoy leyendo tu blog amiga y felicidades, a seguir con la denuncia....
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